sábado, 15 de diciembre de 2012

AMIGOS DEL BLOG DE EOS NOS FELICITAN LA NAVIDAD:ANTONIO DIAZ TORTAJADA CON PROFUNDIDAD


FOTOS M. GUALLART. 

FELICITACIÓN, EN LA NAVIDAD, A TODOS
 Por Antonio DÍAZ TORTAJADA
Sacerdote-periodista
Queridos amigas y amigos:

Hoy parece que el hombre no cuenta.
Vivimos unos tiempos especialmente agresivos
para el hombre.
Llevamos decenios en ello.
Contumaces.
La violencia física no es nada comparada
 con la sistemática violación y tortura del alma,
cuando no la proclamación oficial de su inexistencia.
Esto se ha revestido de ciencia y de filosofía,
de modernidad y de progreso
(incluso no han faltado vates
que han vitoreado a los asesinos).
Hasta desembocar en ideologías
que justifican los campos de exterminio

o que quieren hacernos creer
que el asesinato de niños en el seno de sus madres
es un derecho inalienable.
Sí, los cuerpos de miles y miles de mujeres
son de hecho un campo de exterminio.
Y todo esto no ha dejado de suceder.
Está sucediendo ahora mismo.
Como tantas otras tragedias
que preferimos ignorar en beneficio de nuestras vidas
macilentas, agnósticas de alegría y de buen juicio.
Pero el hombre no deja de soñar, de sentir,
de leer, de anhelar algún tipo de pureza.

Nos mantenemos a la expectativa
de una amplia gama de deseos.


Porque hemos nacido para eso:
para buscar a Cristo.


¿Cómo decirlo de otra manera?

¿Para qué ceder a literaturas desnutridas de enjundia,

por más de alcurnia que reluzcan sus palabras?


¿Por qué avergonzarnos por más tiempo
de la eternidad de las bienaventuranzas?


Esa es la pura verdad,


el resumen del corazón humano: Cristo.


Porque a las cosas hay que llamarlas por su nombre.


¿Qué otro deseo mayor puede existir?


Contemplad a conciencia el skyline de la belleza,


leed y releed a los poetas.


¿Qué veis, qué escucháis en el fondo de vuestro ser?


El amor de Dios, el amor de Dios…


El amor de Dios, el amor de Dios…



Que nadie desprecie antes de hora,


que nadie llene sus días


de prejuicios o vociferante inmundicia.

Escuchad, escuchad ese latido.

¿Y qué puedo desear yo


para cualquier tipo de prójimo


con el que me tropiece?


Pues lo más grande: la santidad.


Ir al grano de la existencia.


Dejándonos de remilgos.


¿Navidad? Santidad.


Aprender poco a poco a fijarnos en los detalles


de Dios, que están por todas partes.


Pero silencio.


Escuchad el latido del Amor hecho niño.


Ya, ya…


Ha nacido.


Para que nosotros sigamos vivos.

Para que nuestra vida no muera nunca.

Y caigo de rodillas, y lloro, y canto…
¡Feliz Navidad a todos!

Desde EOS un abrazo,
 Antonio

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