miércoles, 31 de marzo de 2010

LA COLUMNA DE DÍAZ TORTAJADA EN EOS: ESCENAS DE LA PASIÓN IX, HOY EL ENTERRAMIENTO DE JESÚS


ESCENAS DE LA PASIÓN IX
El enterramiento de Jesús.

Por Antonio DÍAZ TORTAJADA
Sacerdote-periodista


Señor Jesús:
Estrenaste sepulcro.
Una piedra ha caído sobre tu sepulcro
y te ha separado del resto de la humanidad.
Has muerto,
y tu muerte queda probada y sellada con la sepultura.
Todo se hizo en silencio,
en un terrible silencio:
El silencio de Dios.
Y por entre las grietas de la piedra rodada
sobre el sepulcro
sale el aroma de tu cuerpo ungido,
el aroma de la inminente resurrección,
que solo la noche será testigo.
Los hombres respiran tranquilos.
Ya no tienen que soportar más
acusaciones ni más invitaciones
al renunciamiento y al sacrificio.
Tu boca ha quedado cerrada.
Quietos tus pies y tus manos.
Parado tu corazón.
Por fin,
te han encerrado en un sepulcro.
Ya te has quedado sin nada.
Tú, que has vivido desposeído de todo
desde el día en que naciste en el abandono
de una cueva en la noche oscura de Belén.
El hombre ha desafiado a Dios
y se ha sentido victorioso
cuando ha comprobado tu muerte cierta,
tu sepulcro sellado.
Pero los hombres quedamos ciegos
cuando nos domina el orgullo
y no somos capaces de comprender que,
en tu caso,
la muerte es la demostración más clara de tu victoria.
Con tu muerte, se ha cumplido toda tu tarea.
Todo está consumado.
Tú mismo dijiste que el gano de trigo,
cuando cae y se sepulta en la tierra,
es cuando da vida y se hace fecundo.
Por eso,
de tu sepulcro nace para todos nosotros
una vida nueva.
Tu muerte,
no es el final sino una vida que se multiplica
y, de esa vida que nace de Ti,
participamos todos.
Ayúdanos a ser tus testigos ante los hombres
aprendiendo del modelo que eres Tú para todos.
Señor Jesús:
Danos cuando miremos tu sepulcro,
todo lo que nos has logrado
con tu vida y con tu muerte.
Has que, nunca más,
los hombres intentemos desafiarte ni juzgarte
con nuestros pobres y egoístas argumentos humanos.
Concédenos que,
incorporados a tu muerte y a tu resurrección,
nuestra vida,
como la tuya,
sea siempre fecunda.
Amén.

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