
EOS os recomienda no dejéis de visitar en el
Espai Cultural Biblioteca Casa de la Reina de Valencia en nuestra CALLE DE LA REINA,
85 de la VALENCIA MARINERA,su horario por las mañanas es de de 8:45 a 14:45
horas; y por las tardes, de 16.15 a 19.45 horas;LA EXPOSICIÓN de
fotografías e imágenes de Mercè Galán y de nuestra amiga María José Tomás
Carles.Mujer y Espacio.Mujer y entorno. Homenaje a
las mujeres asesinadas por Violencia de género en
2015. Y que fue Inaugurada el pasado viernes 15 de abril, y hasta el 8
de mayo tenéis tiempo.Nosotros estuvimos allí, y por eso os decimos que no os la perdáis.

Maria José Tomás Carles, es uno de esos seres humanos, con unos valores muy marcados, fiel a si misma y DEFENSORA A ULTRANZA DE LA IGUALDAD DE LA MUJER, una artista, tímida y especial, que ama a sus Poblados Marítimos, lucha por ellos, y siente las tradiciones, como espectadora con su cámara, y nos transmite muchas cosas en el BLOG DE EOS cada primavera. Su amiga MERCE GALÁN quiso que plasmara con sus palabras lo que ambas sentían, y brotaron de su corazón sus pensamientos. Y este VESTA le pidió permiso para reproducirlas en EOS, y eso hacemos a continuación

A
las mujeres nos pasan cosas, cosas maravillosas, pero también nos
discriminan, nos secuestran, nos violan, nos maltratan, nos asesinan
o ejecutan, por el mero hecho de ser mujeres.
Hace
unos días, viendo un reportaje sobre Yijadismo, me di cuenta de que
la realidad que vivimos las mujeres es más cruenta de lo que
imaginamos.
En
el documental entrevistaban a una mujer siria de una aldea de RacKa,
ella contaba como un grupo de yihadistas arrasaron su aldea, se
llevaron a todos los hombres al bosque y los ejecutaron; las mujeres
y niñas fueron secuestradas para utilizarlos como esclavas sexuales
y después venderlas como mercancías. Ella, afortunadamente, había
podido escapar de sus captores y relataba su experiencia mostrando la
foto de su hermana y su madre que seguían en paradero desconocido.
Éste
testimonio, uno más en un escenario de guerra, se pudo verificar
cuando después de una explosión en la zona, fue encontrado un
portátil abandonado perteneciente a los dirigentes del grupo
yihaadista, antes he mencionado, y en su interior se guardaban las
imágenes de la sinrazón.
Plano
abierto en el que aparecen varios dirigentes del grupo yihadistas
jactándose de la victoria en aquella aldea, y, en las que se
repartían literalmente a las mujeres del poblado. La conversación
entre ellos era similar a la de comprar en un mercado surrealista:
todos opinaban sobre la mujer que elegirían; uno la quería bella,
otro virgen o con ojos verdes, un tercero insistía mucho en poseer
una mujer con buena dentadura o que por lo menos tuviera buenos
dientes, a lo que otro insensato respondió, - “que más daba si
no tenía buena dentadura se le pegaba un tiro”-
Ante
situaciones de violencia desmesurada y sin límites, como la
descrita, en dónde las mujeres se diluyen como cosas y
desaparecen, urge la necesidad de denuncia, protesta,
reivindicación y de lucha en favor de las mujeres. Nosotras al igual
que otros grupos marginados no dejaremos de ser activista nunca.
Nuestra obligación como mujeres es denunciar. Solo llegaremos a ser
realmente libres e iguales el día en que ninguna mujer se encuentre
en situación de peligro por el mero hecho de serlo.
En
este sentido, y más cercano a nosotras, nos sobresalta y preocupa
la lacra de la violencia de género que sufrimos en nuestro país.
Cifras e imágenes despersonalizadas, noticias espeluznantes que
duran medio minuto, unos instantes, y al poco tiempo dejamos de
recordar y nos dejan de afectar.
La
violencia machista significa asesinato y desaparición de seres
humanos con piel, rostro, nombre y apellidos, mujeres que amaban,
sentían, soñaban, tenían expectativas, ilusiones y esperanzas.
Tal vez también tenían, una dolorosa vida que preferían vivirla a
su asesinato inesperado.
Teresa,
Gisela, Sandra, Egle, Susana, Hanan, Tamara, Divina, Mónica, María
Ana, Francisca María, María Isabel, Gema, Encarnación, María del
Águila, María Ángeles , Anne, Rachida, Verónica, Beatriz,
Felicidade Rosa, Ancuta, Laura, Annelie, Rosario, Dolores,
Gemma, Maryna, B., Marina. O, Leire, Olga, Otilia, Antonia,
Divina, Fuensanta, María Almudena, Maimona, Silvia, Carmen
María, María Iris, Concepción, María José, Constancia, María
Isabel, Antonia, Elvira, María del Carmen, Eva maría,
Svetoslava, Ramona, María del Castillo, Yessica Paola, Nancy,
Coral, Mónica, Marina, Caridad, Dina y Anna.

….forman
parte del listado oficial de mujeres asesinadas en nuestro país en
2015. También como sabéis existe otro listado no oficial, muy
extenso, en la que aparecen menores (niñas y niños), más mujeres y
algunos hombres que han muerto en circunstancias sospechosas o
coyunturales en relación a violencia de género y no están
incluidas, ya que siguen en proceso de investigación o simplemente
las leyes no las consideran como tal. Todas ellas merecen ser
nombradas y recordadas porque reivindicar su injusta ausencia podrá
ser la salvación de otras mujeres.
Es
por éste motivo que hoy estoy aquí, hablando de mujeres y tratando
de visibilizar una preocupación que concierne a toda la sociedad, y
lo hago de la única manera que se hacerlo, de la mejor manera que
puedo hacerlo: a través de la fotografía como una extensión de mí.
La cámara son mis ojos, mis manos y mi boca, con ella puedo decir y
expresar, lo que no puedo expresar de otra manera. Para mí, la
fotografía como documento social y de denuncia se asemejaría a un
grito, un grito compartido.

Son
una serie fotografías que he realizado con muchísimo cariño y
respeto con el único fin de no olvidar a nuestras compañeras
asesinadas por violencia de género. Presencia de vida (representada)
que nos evoca que ellas siempre estarán entre nosotras, en nuestras
reivindicaciones y exigencias de un mundo mejor y más igualitario.

Explicación
de las fotografías:
-Una
fotografía para cada mujer
-Un
par de zapatos vacíos de los colores de la mujer para cada mujer.
-Un
espacio, un entorno para cada mujer.
-Otras
mujeres que prestan sus zapatos para homenajear a las mujeres
asesinadas.

Lo
importante en estas fotografías es el sentido. La estética y el
encuadre pasan a un segundo lugar porqué realmente lo que me
interesaba es acercarme a un sentimiento: a la emoción de dolor,
empequeñecimiento, y soledad de las mujeres en situación de
vulnerabilidad y desamparo.
Cita
Wittgenstein. No se puede sentir el dolor de otro si no hemos
sentido alguna vez ese dolor. El dolor es recuerdo, solidaridad.
Cuando recuerdo que una vez tuve ese dolor, es cuando puedo empatizar
con el dolor de la otra persona.

A
través de significaciones, guiños y colores de lo cotidiano: Los
espacios de convivencia, nuestras calles del barrio, sus casas y
construcciones como metáfora de la mujer.
El
itinerario del relato de los zapatos vacíos no podía desarrollarse
en otro lugar distinto Cabanyal, Natzaret, La Punta, Malvarrosa, esos
lugares conocidos y amados por muchas de nosotras, lugares que han
sufrido el olvido, el abandono, la desolación y destrucción, de
una manera similar a nuestras mujeres. En definitiva son dos formas
distintas de morir en nosotras.
El
acercamiento al sentimiento de las mujeres era más sencillo mediando
esos lugares, esas pequeñas construcciones de maravillosos colores,
esos rincones, esas calles sin transeúntes, esos descampados sin
alma, que jamás dejan de conmovernos.
“Las
casas, las casas abandonadas, casa deterioradas, sus descansillos ,
puertas y picaportes desgastados, los descampados y solares, el
silencio de las calles, los lejanos parques mal utilizados, los
muros, las fuentes, los grafitis y pintadas dejadas como recuerdo,
los límites de nuestro barrio, la arena, la tierra y el mar que
rodea a los poblados marítimos, han sido mi inspiración y han
permitido reflejar la sensación de vértigo,(zapatos escalando por
el muro o entre los tejados); o la de hundimiento en un desierto de
arena y un mar que todo lo engulle. Pero también sentimientos de
esperanza y vida a través de la tierra, los huertos y las plantas.
La
maravillosa luz de nuestro barrio, su belleza imposible de disimular,
a pesar de tanta destrucción, nos acerca lentamente y sin avisar a
la muerte, una muerte anunciada en la que al parecer tiene más
resistencia la piedra que las personas.

La
simbología de los pies y su envoltorio o zapatos que protegen u
oprimen, es muy extensa. Básicamente, nuestros pies son la parte
de nuestro cuerpo que nos pone en contacta con la tierra y con la
vida. Zapatos vacíos, en mis fotografías, únicamente puede
significar ausencia de vida, una ausencia que no podemos remplazar,
en nuestro caso.
El
color de los zapatos, rojos o similares, no es una idea original. La
he utilizado con intención de seguir la línea de otras acciones que
en diferentes partes del mundo están teniendo lugar en protesta y
erradicación del “Asesinato de mujeres por el mero hecho de
serlo”, y, en las que el arte se suma en pro de la memoria del
feminicidio.

No puedo dejar de mencionar la iniciativa pionera de Eliana Chauvet. Instalación pública de “Zapatos Rojos” nace en Ciudad Juárez en 2009, con 33 pares de zapatos donados por mujeres juarenses. Las primeras instalaciones se realizaron en Avenida Juárez, un área en donde se suscitaron las desapariciones de las jóvenes. El color rojo representaba la sangre, pero también el color de la esperanza.

Es
por ello que me he inspirado en ésta excepcional iniciativa. El arte
y la fotografía, en mi caso, nos conectan directamente con las
emociones de otros seres humanos, de otras mujeres. La fotografía
participativa, todo tipo de acciones artísticas colectivas, nos
permiten abordar los problemas sociales en común y a la vez permitir
que tengan mayor repercusión social.

- Mencionar a dos mujeres. Ana Sánchez y Mercè Galán.
- Y a las demás mujeres que de forma latente también son protagonistas de estas fotografías. Mis amigas compañeras de aventuras: Rosa Monfort, María Ibáñez, Gemma Veres, Luz Navarro, Ausi, Pepa, María Monfort, María José. A las mujeres de mi familia –que adoro- Alejandra, Marina, Ángela, Ana, A mi suegra María y a mi madre Angelita.
Todas
vosotras, y algunas más, sois la gasolina y muchas veces el motor
de mi vida, os doy las Gracias.

Me
prestasteis vuestros zapatos y los puse entre algodones dentro de mi
mochila, para recorrer con ellas y con vosotras los caminos perdidos,
esos lugares sin explorar al que las mujeres parece que nunca
llegamos. Nos acercamos juntas al precipicio, a la cima, al abismo y
allí dejamos la huella de nuestros zapatos. Ya nada ni nadie nos iba
hacer desaparecer. Nuestro recuerdo iba a quedar congelado para
siempre en esos lugares, que a pesar de todo, aún permanecían.
Teníamos la suerte de que la magia de la fotografía nos iba a hacer
eternas. Ahora, cualquier mirada, podían volver una y otra vez
sobre nuestra imagen fija para repensarnos y recordarnos de la manera
en que nunca lo habían podido hacer anteriormente.

Creo
firmemente en que las fotografías una vez realizadas, una vez
compartidas, dejan de pertenecerte. Seguramente, estas fotografías
nunca me pertenecieron, porque en realidad es la historia que jamás
habría contado, el relato que más me ha costado contar.

Como
estamos aquí para hablar de mujeres, de cosas que nos suceden a las
mujeres y de sus historias, quiero terminar con la referencia a una
novela de Frank Baum convertida en película.

Quién
no recuerda los brillantes zapatos de Dorothy en la película “El
mago de oz”.: Aquel par de zapatos que la bruja buena del Norte le
regala a Dorothy, venían con indicaciones: la advertencia de que
no debe apartarse del camino amarillo y nunca jamás quitárselos
representan lo oscuro y secreto que hay en ella (en las mujeres),
también y en parecido sentido, la ingenuidad y
la inocencia de la niña,que
corre un serio peligro de ser corrompida

y
también de perder su virginidad, si no atiende a las normas
indicadas. Después de enfrentar su destino y aprender de sus
errores, Dorothy hace chocar los talones de sus zapatitos rojos y
puede volver a casa para darse cuenta de que no hay mejor lugar que
el hogar, aunque sea algo sucio, polvoriento y en tonos sepia.

Estas
novelas idealistas y crueles, de final feliz o dramático para
nosotras, y, que de forma subversiva se introduce en el
inconsciente colectivo femenino han marcado nuestras vidas. Pero
también, hoy en día, esas experiencia narradas, pueden servirnos,
tienen una posibilidad: la de ser cambiadas.

Es
por ello, que si nuestras protagonistas, las cincuenta y seis mujeres
asesinadas por violencia de género en nuestro país, hubieran
poseído unos preciosos zapatos mágicos, seguramente nunca harían
chocar los talones de sus escarpines para ser devueltas a casa.
Probablemente decidirían seguir explorando los diferentes caminos
por recorrer que les acercaran cada vez más a la su merecida
libertad.
Gracias.




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