jueves, 17 de julio de 2014

MARIA JOSÉ TOMÁS CARLES:“CON LA PARTICIPACIÓN DE TODOS Y TODAS, PODREMOS EMPEZAR A RELATAR ESE FUTURO SOSTENIBLE Y JUSTO, QUE SIEMPRE SOÑAMOS, PARA NUESTROS BARRIOS MARINEROS Y SU PRINCIPAL FIESTA, LA SEMANA SANTA MARINERA”

FOTOS SALVA VALLES
Maria José Tomás Carles, es uno de esos seres humanos, con unos valores muy marcados, fiel a si misma, una artista, tímida y especial, que ama a sus Poblados Marítimos, lucha por ellos, y siente las tradiciones, como espectadora con su cámara, y nos transmite muchas cosas. Su amigo Rafa Montesinos quiso que plasmara con sus palabras lo que ambos sentían, y brotaron de su corazón sus pensamientos. Y este VESTA le pidió permiso para reproducirlas en EOS, y eso hacemos a continuación
ilustrado con algunas instantáneas de su esposo SALVA VALLÉS
Buenas tardes a todas las personas aquí reunidas:
En primer lugar, agradecer a la Junta Mayor de Semana Santa Marinera, el haber pensado en Rafa Montesinos y en mí para realizar la exposición de fotografía dedicada a los Personajes Bíblicos de la Semana Santa Marinera, en donde podréis observar, una pequeña parte de nuestro trabajo fotográfico.
Quiero también en nombre de Rafa y mío, hacer un reconocimiento especial a Paco Celdrán, - persona que ha facilitado el encuentro- , nunca mejor dicho, entre los diferentes fotógrafos y fotógrafas del barrio, con su trabajo continuo de información y difusión de la Semana Santa Marinera y las diferentes fiestas del Distrito Marítimo, a través del Blog EOS encuentro y opinión.
En este sentido, si en algo coincidimos Rafa y yo, es en la pasión que sentimos ambos tanto por la fotografía como por nuestro barrio o agrupación de ellos: Cabanyal, Canyamelar, Grao.
En referencia a nuestro trabajo, los dos llevamos más de medía de nuestras vidas dedicados de forma vocacional a la fotografía, convirtiendo ésta maravillosa técnica en una extensión de nosotros mismos y de nuestra forma de vida.

En la exposición podréis observar dos formas distintas de plasmar, ver y sentir la Semana Santa Marinera. 
Con Rafa Montesinos, asistimos a una visión desde dentro de la Semana Santa. Ya de niño, participaba en la fiesta y, en su adolescencia y juventud, fue Granadero de la Virgen de los Dolores del Cabanyal. Con el tiempo, cuando tuvo la oportunidad de tener una cámara entre sus manos, se dio cuenta de que en realidad lo que quería era documentar todo aquello en lo que participaba. Rafa me ha contado, que cuando desfilaba en las procesiones de la Semana Santa, escondía la cámara entre los bolsillos del traje de granadero y en cualquier descuido aprovechaba para hacer aquello que tanto le gustaba: capturar imágenes.

Es por ello, que las fotografías de Rafa son imágenes desde el conocimiento profundo de la fiesta. Sus fotos captan los detalles y los instantes de pasión y alegría de los cofrades. La cámara de Rafa atrapar lo máximo posible en un encuadre abierto y generoso en dónde los rostros, las telas y las imágenes se muestran en todo su colorido y esplendor. 
Por otro lado, mis fotografías son una visión desde fuera de la Semana Santa, es la mirada de una espectadora más- pero no una espectadora cualquiera-.
El primer recuerdo de mi infancia es el alicatado de una casa del Cabanyal en Padre Luís Navarro dónde vivíamos con mis abuelos. Justo en la casa de al lado, cuando llegaba la Semana Santa, nuestras vecinas sacaban de su urna custodiada, un bellísimo Nazareno para que desfilara en las procesiones con los Longínos. Años después, en nuestra casa de la Calle del Horno del Cabanyal -hoy desaparecida- , recuerdo observar tras las cortinas de la ventana como los cofrades venían a recoger a mi vecina samaritana. Su traje blanco y corto, sus sandalias entrelazadas hasta la rodilla y aquellos trabajados postizos han quedado en mi memoria como una tenue fotografía en blanco y negro de los años setenta. Recuerdo también con nostalgia, aquellas laboriosas comidas de Cuaresma que preparaban con esmero las mujeres durante varios días y con las que agasajaban a todo aquellos que se acercaba a las nuestras casas, y, sobre todo, el día del Santísimo Entierro con su ritual inconfundible: sillita a la puerta, bocadillo de titaina, albóndigas de bacalao y mantita por si quedábamos dormidos de cansancio o emoción. 
Como olvidar a mi madre llevarme apresurada de la mano en busca del Cristo del pelo largo al viento, el Santísimo Cristo del Salvador de los Ángeles, por el que toda mi vida he sentido gran devoción.
Los recuerdos e imágenes de aquellos días lejanos pueden estar guardados y plegados en el abanico de mi memoria pero al desplegarse toman aliento y una nueva dimensión. No es casualidad que mis fotografías llevan implícitas esa experiencia visual vivida en el pasado, la timidez y el respeto que supone vivir la fiesta desde las aceras, desde la distancia se que impone entre el qué fotografía y la persona qué es fotografiada, la distancia
justa de respeto al otro. 
La magia de la fotografía consiste en conseguir que todo esto no sea perceptible y que con nuestro objetivo podamos llegar mucho más allá de la imagen. Mi utilización del teleobjetivo, los primerísimos primeros planos, el retrato intimista y cerrado en dónde no hay cabida a casi nada, es el intento de atrapar de forma introspectiva y amable, el sentimiento y la esencia de los verdaderos protagonistas de la nuestra fiesta– los hombres y mujeres que participan en la Semana Santa Marinera-.
Para ir finalizando, voy a responder a alguna de las preguntas que la gente me hace de forma insistente. Su curiosidad es saber que hago con tantas fotografías y si me sirve de algo retratar de forma reiterada las mismas cosas.

Pues bien, las imágenes no pueden ser únicamente exhibición o puro coleccionismo. No se trata de hojas mudas que no digan nada, muy al contrario, las imágenes fotográficas son testimonio de nuestras vidas de lo que fuimos, lo que tuvimos y que perdimos. Un instante póstumo, al que podemos volver una y otra vez, y que que nos permite la reflexión y crítica social. 
Es por ello, que no podemos obviar la trasformación a la que hemos asistido en nuestro barrio. Las imágenes acumuladas durante tiempo me han servido para constatar y ser consciente de que el espacio por el que transita la Semana Santa Marinera ha sufrido un gran deterioro y abandono. No solo han desaparición edificios, calles, fachadas y azulejos de trencadís que interpretaban en una especie de modernismo ecléctico, esa forma de vivir hacia fuera en la calle y mirando la Mar. También hemos olvido de paso, la idiosincrasia y forma de vida de nuestro pueblo marinero.

La Semana Santa Marinera y nosotros como ciudadanos y ciudadanas, no debemos olvidar la especifica forma en que están articuladas las principales Parroquias del Marítimo (Santa María del Mar, El Rosario, Los Ángeles y San Rafael) frente a su trama urbana en retícula histórica y protegida, de calles largas y estrechas que derivan de las alineaciones de las antiguas barracas, y, por dónde discurrían las procesiones desde sus inicios, animando a feligreses, turistas y vecinos a – “tocar la semana santa con las manos”-.
Ha llegado el momento de valorar lo que tenemos, que es mucho, y no añorar lo que nos falta. Unidos en las diferencias debemos superar los conflictos y empezar a trabajar juntos. Con la participación de todos y todas, podremos empezar a relatar ese futuro sostenible y justo, que siempre soñamos, para nuestros barrios marineros y su principal fiesta –la Semana Santa Marinera-.
Muchas gracias.


María J. Tomás Carles

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