lunes, 16 de junio de 2014

LA COLUMNA DE JOVIHA EN EOS:LAS ARMAS DE LA SEMANA SANTA, LOS LONGINOS DEL CABAÑAL

 
José Vilaseca Haro es un escritor, hijo del que fuera Secretario General de nuestra Junta Mayor, Pepe Vilaseca Pizá.-JOVIPI.Cuyo galardón en su recuerdo torgamos cada tres años a personas o entidades que difundan nuestra Semana Santa Marinera.
La obra creativa de JOVIHA comenzó en 1998.A lo largo de los años, ha participado en diversos certámenes literarios locales, hasta que, decantado definitivamente por la novela, en 2007 presentó su obra Llamadme Monstruo al Premio Planeta. Probó suerte de nuevo con la obra Padre Muerte, en la edición de 2008 , que finalmente publicaría en 2009, y en la última edición de dicho certamen participó con Los últimos días.En 2011, quedó finalista del VII Certamen de Novela Histórica "Ciudad de Valeria", con su novela Gladius Hispaniensis. En 2012 se alzó con el VIII Certamen de Novela Histórica "Ciudad de Valeria" con su novela Sidi: Mi señor, ambientada al final de la Primera Cruzada.
El pasado año fue el encargado de realizar el “introito” en el Sopar de la Creu Marinera, y ahora va a compartir con los lectores de este blog una serie de artículos sobre LAS ARMAS de nuestra Semana Santa. Aquí tenéis otro nuevo.
FOTOS RAFA MONTESINOS,MANOLO GUALLART, FCM Y ARCHIVO

LAS ARMAS DE LA SEMANA SANTA V: LOS LONGINOS DEL CABAÑAL

Por José Vilaseca Haro

Escritor

Siempre es un placer regresar a este espacio, donde observamos desde un punto de vista de la historia bélica aquellas guardias de nuestros tronos-anda, las antiguas corporaciones armadas y, en general, todos los soldados de distinta época que forman parte de nuestra querida Semana Santa Marinera.

En esta ocasión, la labor se complica ya que, de nuevo, presentamos a un tipo de soldado romano como ya hicimos en su momento con los pretorianos, y siempre queda la duda de la repetición. Afortunadamente, el gran imperio romano tuvo tal cantidad de matices en los guerreros que formaron parte de su tropa a lo largo de los siglos, que podemos estar seguros de contar con información nueva para este texto.

Hoy, hablaremos de Longino y de los Longinos, pues el primero fue el personaje histórico que inspiró a los segundos, cofradía cabañalera que llena de color y de historia las calles de nuestros barrios desde 1925.

La historia de Longinus, el soldado romano a quien la tradición señala como aquel que atravesó el costado de Nuestro Señor con una lanza, es compleja y rica en detalles.
En su boca se ponen las proféticas palabras de Marcos, 15 (En verdad, este es el Hijo de Dios), o se llega aventurar que, siendo prácticamente ciego, la sangre y la pleura que surgió de la herida abierta entre las costillas del Salvador lo sanó, obrando un milagro.
Finalmente, entra en el santoral cristiano como San Longino de Cesarea, celebrándose el 16 de octubre, aunque no hay constancia de su martirio. Aunque en Juan, 19, aparece reflejada la presencia de un soldado lanceando a Jesucristo para comprobar que había expirado (a diferencia de los dos ladrones, Dimas y Gestas, a quienes se rompe las piernas para precipitar la muerte), sólo en textos apócrifos y muy posteriores se menciona a Longino.

Pero Longino era uno entre muchos. Podemos asegurar que perteneció a la X Legión Fretensis que estuvo desplegada durante décadas en Siria y Judea, participando en la Primera Guerra Judeo – Romana (hemos de recordad que Pilatos fue cesado de su puesto por aplastar de forma particularmente sangrienta una revuelta de los samaritanos); los soldados romanos que vivieron aquellos tiempos turbulentos no fueron precisamente bien recibidos por unos judíos que llevaban siglos defendiéndose de ataques, asedios y conquistas, y no llevaban precisamente bien el hecho de ser “pueblo sometido”.
Respecto a lo que nos compete, el armamento de Longinus y de la tropa asentada en Judea, hemos de suponer que, como todos los legionarios romanos (tal y como comentamos en el artículo sobre los pretorianos), de aquella época, portaría lórica (armadura), una toga de color claro (pues el tinte era raro y considerablemente caro para el soldado), y las armas habituales. Quizá lo más curioso es que en prácticamente todas las representaciones aparece con una capa, cuyos extremos cuelgan sobre los hombros o los brazos, por lo que la capa corta que portan nuestros propios longinos sería una forma adecuada de ajustarse, si no ya a la historia, sí a la representación del santo.
Quizá el único error destacable que podemos observar en nuestros longinos respecto del soldado romano asentado en Judea sea, precisamente, la lanza. 
Mientras que nuestra corporación de longinos porta una clásica alabarda medieval (un arma de asta larga, rematada por una cabeza de hacha y el extremo de una lanza), que no se vio en Europa hasta bien entrado el siglo XIII, la lanza del Longino era considerablemente distinta y tiene su propia leyenda: Del mismo modo que hay distintos cálices que pueden señalarse como aquellos que acompañaron a Cristo y a los apóstoles en la última cena, el arma de Longinus (llamada lanza sagrada o lanza del destino), también aparece repetida como reliquia, tanto en el propio Vaticano como en Viena (Austria).
Se trataría, pues, del hasta romana, una lanza de empuje, a diferencia del clásico pilum pesado, o la veruta, más ligera, que eran lanzas arrojadizas. A pesar de que los soldados que utilizaban de forma habitual la lanza, los hastati, fueron transformándose progresivamente en legionarios armados con lanzas arrojadizas y espadas (gladius), en hasta nunca se abandonó por completo, y en las guardias ciudadanas, donde armas tan contundentes como el pilum resultaban inefectivas, se empleaba de forma habitual la lanza.
Como siempre, agradeciendo el tiempo que habéis dedicado a leer mi escrito, y a la espera de compartir uno nuevo con todos vosotros, me despido compartiendo un pedacito de historia semanasantera, en esta ventana que es el blog de EOS.

3 comentarios:

  1. Es muy posible que Longinus no fuera la X fretensis si no de la VI Ferrata, que si estaba establecida en judea , mientras que la X estaba en siria , las dos utilizaban el toro como emblema.
    Sobre el tema de la capa , decir que los legionarios urilizaban el sagum , una capa basta ,que usaban tambien como manta , no la portaban en combate , pero si en las marchas y es muy posible que tambien en las guardias .
    Los soldados romanos solian teñir sus tunicas , el tinte protegia la tela y no era tan caro .

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  2. Hola, Guillermo. Agradezco tus comentarios que, con tu permiso, paso a puntualizar.

    En cuanto a si se trataba de la Fretensis o de la Ferrata, ambas permanecen en Siria y Judea durante la época de Cristo. Históricamente, consta que la Fretensis estuvo acuartelada efectivamente en Jerusalén desde el 66 d.C y que muy probablemente ambas formaron parte de la Primer Guerra entre judíos y romanos a mediados del siglo I.

    En cuanto al sagum o sago, se empleaba generalmente en campaña, como apuntas, y muchos autores le suponen un origen celtíbero. Precisamente el hecho de que se empleaba como prenda de abrigo, me hace dudar si en primavera, en Judea, fuera muy necesario (salvo de noche); teniendo en cuenta que, según la tradición, Nuestro Señor fallece en la hora nona (entre las dos y las tres de la tarde), tengo dudas razonables acerca del empleo de una capa. Aunque, quién sabe, quizá refrescaba...

    En cuanto al tinte, es bastante más discutible. Comparto contigo una pequeña referencia de Julián Torrecillas, profesor de Historia de la UCM, al que tuve el gusto de conocer en las Jornadas Romanas de Valeria, que te resultarán muy reveladoras al respecto del color de la túnica y los posibles tintes de la misma:

    "La túnica del legionario sufre un enorme desgaste y hay que renovarla más o menos cada dos meses... y cuesta seis denarios la más barata. La túnica de faena suele ser de paño sin teñir, y la de paseo blanca. Como este color se consigue con orina y vapor de azufre, el legionario se llevará la primera vez una impresión inolvidable. Es de una sola talla, tan ancha como larga, quedando por encima de la rodilla. Es mejor una de cuello ancho por el que poder sacar el brazo dejando el torso al aire. Además, con un cinturón en la cintura, sirve para guardar cosas que sacaremos por el cuello. En climas cálidos es conveniente que sea de lino, y en fríos de lana. Su limpieza se hace de forma colectiva, por lo que los colores irán difuminándose entre todas las de la unidad. Se suele decir que el rojo se elije para enmascarar la sangre, pero la verdad es que al legionario le importa poco si no es la propia. Como poco a poco destiñe, lo legionarios suelen volver de campaña con un rosa de lo más coqueto. Las blancas suelen ser útiles porque las manchas se localizan bien, algo a tener en cuenta ya que una fibra sucia que penetre en una herida puede ser mortal".

    Agradezco tus apuntes y espero que mis aclaraciones sirvan para resolver dudas y tener una perspectiva mucho más clara de la historia bélica de nuestra Semana Santa. Un saludo

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  3. Coincido en tus comentarios sobre las tunicas , creo que se teñian para proteger las fibras cuando no era posible su sustitucion .
    Sobre los colores se podrian escribir rios de tinta , la verdad

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