LA IGLESIA ORABA POR ÉL
Sacerdote-periodista
Querido cofrade:
A
todos nos sorprendió que la primera cosa que hizo el Papa Francisco al
presentarse fuera pedir que rezáramos unos momentos por él. Ha repetido esa
petición muchas veces.
También
la Iglesia
oró insistentemente por Pedro cuando estaba en prisión. La oración es siempre
eficaz. Su liberación maravillosa de la cárcel tiene su correspondiente escena
en la vida de Pablo, pero no en la de Jesús. Sin duda alguna se inspira en la
escena de la resurrección de Jesús como liberación definitiva de las fuerzas de
la muerte.
Esas
fuerzas amenazadoras están representadas por los poderes políticos y
religiosos, una vez más aliados contra Jesús y sus seguidores. La cárcel
representa ese reino de la muerte donde la Palabra de Dios es sepultada y hecha enmudecer.
Pero la oración intensa de la
Iglesia muestra como ésta no se calla, al menos ante Dios. Y
Dios actúa enviando un ángel, figura de la intervención misma de Dios, como en
el momento de la resurrección. Su presencia ilumina las tinieblas de la prisión
y hace que las cadenas se le caigan de las manos.
La
obediencia total de Pedro a lo que el ángel le indica muestra su fe total en
Dios. Es esa fe la que hace milagros. Era esa fe en Cristo Jesús, Hijo de Dios,
la que Pedro había profesado ya antes de la resurrección de Jesús y que ahora
profesa toda la Iglesia
con él. Es esa fe la que triunfa siempre sobre los poderes del mal.
La
fe de Pedro en Cristo Jesús, que la
Iglesia sigue proclamando, es el fundamento de esa promesa de
perpetuidad y de la eficacia salvadora de su misión, a pesar de los ministros
humanos, tantas veces indignos. Dio sigue liberando su Iglesia de los peligros
exteriores y sobre todo interiores, que son los más peligrosos. Un día la Iglesia triunfará
totalmente sobre el pecado, también en sus miembros, y sobre todas las fuerzas
del abismo.
La
misma liberación experimentó repetidas veces Pablo en su vida.. El apóstol, al
hacer balance de su vida, descubre que Dios ha estado actuando a través de él
para salvar al mundo. Es Dios el que le dio fuerzas para anunciar íntegro el
mensaje, sin traicionar el evangelio. Leamos y meditemos las cartas de Pablo y
descubramos sobre todo su intrepidez apostólica para seguir nosotros anunciando
el evangelio a todos los paganos de nuestro tiempo.
Pablo
sigue ayudándonos a ponernos en cuestión ante Dios de manera que nuestras vidas
no se justifiquen simplemente por lo que hacemos sino por la fe en Cristo
Jesús. Su mensaje de libertad cristiana debe constituir una llamada para todos
nosotros a vivir la libertad de los hijos de Dios en el amor y el servicio al
prójimo. Que la celebración de la eucaristía en la fiesta de los Apóstoles
renueve nuestras vidas y renueve a toda la Iglesia.
Cordialmente,
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