domingo, 7 de julio de 2013

LA COLUMNA DE ANTONIO DIAZ TORTAJADA EN EOS.CARTA A UN COFRADE:CERCA ESTÁ EL REINO DE DIOS

 
FOTO RAFA MONTESINOS
Carta a un cofrade
CERCA ESTÁ EL REINO DE DIOS
Por Antonio DÍAZ TORTAJADA
Sacerdote-periodista

Querido cofrade:
 mucho, con razón, en los cambios culturales de nuestro tiempo y en el nuevo tipo de persona a evangelizar. Incluso se ha puesto en duda de que se pueda transmitir la fe como se transmiten los conocimientos.
La fe no es simplemente una doctrina sino un encuentro personal con Cristo. Pero últimamente estamos descubriendo que el problema no está sólo en el hombre a evangelizar sino en la Iglesia que evangeliza. Necesitamos no tanto maestros como testigos creíbles de la fe cristiana. En ese sentido el papa Francisco con su nuevo estilo está suscitando la posibilidad del encuentro personal con Cristo.
La Iglesia sólo puede continuar la obra de la evangelización, iniciada por Jesús y sus apóstoles, en la medida en que es fiel al Evangelio recibido. Tan sólo la presencia de testigos creíbles puede hacer actual la Buena Noticia de Jesús.
En cada época de la historia es el mismo Jesús el que sigue enviando a sus discípulos. Éstos deben asumir la misión de Jesús y no inventarse otro estilo de vida. Cada vez más estamos descubriendo que la Iglesia ha seguido lógicas humanas y no las orientaciones de Jesús, reafirmadas en el Vaticano II.
La manera de realizar la misión repite las enseñanzas que Jesús había dado a los doce y muestran el estilo propio de la misión de Jesús. Como Pablo, cada uno puede decir: “Yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús”. Van de dos en dos para ser testigos creíbles de la experiencia que anuncian.
La misión es siempre difícil pues uno se encuentra siempre indefenso como ovejas en medio de lobos. No se le permite al discípulo proveerse de los medios más necesarios para subsistir. Debe confiar en la Providencia y en la buena acogida de las personas a las que anuncian el Reino, que hacen presente mediante las curaciones. Pero no deben hacerse ilusiones, muchas veces serán rechazados.
Los discípulos volvieron muy contentos de aquella misión porque hicieron grandes prodigios en el nombre de Jesús.
El anuncio del evangelio significa, según Jesús, la ruina de Satanás. Pero la alegría del discípulo no debe basarse en los milagros que realizará sino porque le espera una gran recompensa en el cielo. Participar en la misión de Jesús significa también tener parte en su destino glorioso junto al Padre.
Cordialmente,


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