FOTO RAFA MONTESINOS
Carta a un cofrade
CERCA
ESTÁ EL REINO DE DIOS
Por Antonio DÍAZ TORTAJADA
Sacerdote-periodista
Querido cofrade:
mucho,
con razón, en los cambios culturales de nuestro tiempo y en el nuevo
tipo de persona a evangelizar. Incluso se ha puesto en duda de que se
pueda transmitir la fe como se transmiten los conocimientos.
La
fe no es simplemente una doctrina sino un encuentro personal con
Cristo. Pero últimamente estamos descubriendo que el problema no
está sólo en el hombre a evangelizar sino en la Iglesia que
evangeliza. Necesitamos no tanto maestros como testigos creíbles de
la fe cristiana. En ese sentido el papa Francisco con su nuevo estilo
está suscitando la posibilidad del encuentro personal con Cristo.
La
Iglesia sólo puede continuar la obra de la evangelización, iniciada
por Jesús y sus apóstoles, en la medida en que es fiel al Evangelio
recibido. Tan sólo la presencia de testigos creíbles puede hacer
actual la Buena Noticia de Jesús.
En
cada época de la historia es el mismo Jesús el que sigue enviando a
sus discípulos. Éstos deben asumir la misión de Jesús y no
inventarse otro estilo de vida. Cada vez más estamos descubriendo
que la Iglesia ha seguido lógicas humanas y no las orientaciones de
Jesús, reafirmadas en el Vaticano II.
La
manera de realizar la misión repite las enseñanzas que Jesús había
dado a los doce y muestran el estilo propio de la misión de Jesús.
Como Pablo, cada uno puede decir: “Yo llevo en mi cuerpo las marcas
de Jesús”. Van de dos en dos para ser testigos creíbles de la
experiencia que anuncian.
La
misión es siempre difícil pues uno se encuentra siempre indefenso
como ovejas en medio de lobos. No se le permite al discípulo
proveerse de los medios más necesarios para subsistir. Debe confiar
en la Providencia y en la buena acogida de las personas a las que
anuncian el Reino, que hacen presente mediante las curaciones. Pero
no deben hacerse ilusiones, muchas veces serán rechazados.
Los
discípulos volvieron muy contentos de aquella misión porque
hicieron grandes prodigios en el nombre de Jesús.
El
anuncio del evangelio significa, según Jesús, la ruina de Satanás.
Pero la alegría del discípulo no debe basarse en los milagros que
realizará sino porque le espera una gran recompensa en el cielo.
Participar en la misión de Jesús significa también tener parte en
su destino glorioso junto al Padre.
Cordialmente,
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