(José Ángel CRESPO FLOR / Cañamelar - Valencia).- El
Valencia Aicequip ha dejado la división de honor de balonmano femenino al
desaparecer por cuestiones económicas y en esta categoría competirá a partir de
ahora el Canyamelar Valencia.
Según
esta fuente, Natalia Morskova, entrenadora desde octubre del Valencia Aicequip,
también abandona el proyecto y el nuevo equipo será dirigido por la ex-
jugadora internacional de Sedavi Susana Pareja.
C. B. Canyamelar Valencia que jugará en la División de Honor del
Balonmano femenino y lo hará, como local, en el pabellón Municipal Cañamelar -
Cabañal. A este nuevo club va pues dedicada esta oración que lleva la firma de
su autor: el sacerdote, periodista y poeta Antonio Diaz Tortajada. Dice así:
ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DEL DEPORTE
¡Señora y madre nuestra¡
En tus manos colocamos todo los esfuerzos
que los deportistas del mundo
realizamos para llegar a conquistar
la corona que se marchita.
Grande es nuestra responsabilidad.
Estamos llamados a convertir el deporte
en ocasión de encuentro y de diálogo,
superando cualquier barrera
de lengua, raza y cultura.
Que el deporte nos dé una valiosa aportación
al entendimiento pacífico entre los pueblos
y contribuya a que se consolide en los hombres
la nueva civilización del amor.
Que nuestra pasión por el deporte contribuya
a la solidaridad humana, a la amistad
y a la buena voluntad entre las diversas culturas.
Que nuestros esfuerzos físicos sean una parte de nuestra búsqueda
de los valores más elevados, que forjan el carácter y dan dignidad
y sentido de realización plena a nuestras vidas.
Como discípulos de Jesucristo, nuestro maestro,
la vida misma es una competición y un esfuerzo
en busca de la bondad y la santidad.
Intercede ante Él para que todos nuestros empeños, sacrificios y desvelos,
sean colmados en nosotros y en nuestras familias
por su amor su alegría y su paz.
Amén.
ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DEL DEPORTE
¡Señora y madre nuestra¡
En tus manos colocamos todo los esfuerzos
que los deportistas del mundo
realizamos para llegar a conquistar
la corona que se marchita.
Grande es nuestra responsabilidad.
Estamos llamados a convertir el deporte
en ocasión de encuentro y de diálogo,
superando cualquier barrera
de lengua, raza y cultura.
Que el deporte nos dé una valiosa aportación
al entendimiento pacífico entre los pueblos
y contribuya a que se consolide en los hombres
la nueva civilización del amor.
Que nuestra pasión por el deporte contribuya
a la solidaridad humana, a la amistad
y a la buena voluntad entre las diversas culturas.
Que nuestros esfuerzos físicos sean una parte de nuestra búsqueda
de los valores más elevados, que forjan el carácter y dan dignidad
y sentido de realización plena a nuestras vidas.
Como discípulos de Jesucristo, nuestro maestro,
la vida misma es una competición y un esfuerzo
en busca de la bondad y la santidad.
Intercede ante Él para que todos nuestros empeños, sacrificios y desvelos,
sean colmados en nosotros y en nuestras familias
por su amor su alegría y su paz.
Amén.
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