domingo, 24 de febrero de 2013

LA COLUMNA DE DIAZ TORTAJADA EN EOS.CARTA A UN COFRADE:UN TABOR SIN TIENDAS

FOTOS RAFA MONTESINOS Y ARCHIVO

Carta a un cofrade
UN TABOR SIN TIENDAS
Por Antonio DÍAZ TORTAJADA
Sacerdote-periodista



Querido cofrade:

¿Cómo ha cogido de ventaja el indiferentismo no sólo religioso, sino también social, cultural, profesional o familiar?. El indiferentismo es una forma de banalización, relativismo, subjetivismo que da un cansancio, un desdén, una falta de entusiasmo que llevan a vivir solo de lo inmediato, ¡que pereza, ahora lo hago, no me estreses papi, déjame vivir mami!, son expresiones del lenguaje diario de los hijos(a) en la relación con sus padres, habiendo otras de mayor calibre.
La experiencia ya no tiene que ver con el pasado sino que se ha diluido en las experiencias o sentimientos inmediatos que en no pocas ocasiones tienen que ver la angustia, los cansancios, sobresaltos e insomnios. Hoy pueden llegar a ser más las experiencias negativas que los momentos de gozo o de entusiasmo.
El desencanto y el sufrimiento han tocado cosas tan delicadas como el sentido de la vida y la esperanza. Los énfasis de los medios de comunicación en lo light y el entretenimiento, lo superfluo y lo intrascendente pero también lo violento se suman y aumentan la incertidumbre que la gente siente ante el presente y el futuro. El hedonismo y el consumismo son los ejes del posmodernismo. Puede ser que camino de la  belleza, la ecología, las relaciones personales, una voz que sale de una nube o el silencio, el Espíritu nos induzca a subir a una montaña para sentirnos más libres de que lo nos sentimos en la llanura.
Si nos detenemos y miramos con cuidado la experiencia del Tabor, podríamos dar al mundo de nuestras experiencias la posibilidad de tener otra muy agradable y bella, llena de imaginación creativa y ternura, llena de perlas, campos con tesoros escondidos o semillas de mostaza y levadura.

En el tabor el encuentro transformador de Dios está más en las relaciones humanas que en la geografía porque se relaciona mejor con el tiempo que con el espacio., también es cierto que hay encuentros que dan altura como el del tabor, aunque en definitiva fueron la Palabra 
y la oración las que hicieron del espacio y el tiempo un lugar de gratuidad  y un espacio de diálogo y amor, “Este es mi Hijo, mi escogido, escúchenlo. Cuando cesó la voz, se quedó Jesús solo” ”...esta voz traída del cielo la oímos nosotros estando con Él en la montaña sagrada” Así el Tabor se convierte en una experiencia más interna que de alturas, más de fe que de lugares.
El Tabor es una “propuesta-respuesta” a superar las carencias, angustias y limitaciones  desde la fe, a pasar del sufrimiento a la alegría, de la muerte a la vida, de la carencia a la plenitud .El Tabor, sufrimiento y gloria, fue una experiencia pascual en la que se entregaba la vida para recuperarla, se moría para dar fruto y se perdía para ganar.
El tabor ocurre cuando desde la finitud y las ruinas del ego surge el hombre nuevo, formado por la palabra a imagen y semejanza de Dios. El tabor es una experiencia de comunidad en medio de la dispersión cuando los hermanos se unen en torno a la palabra y celebran el amor de Dios en sus vidas sin dejarse encerrar por la carne, el pecado, “Señor ¡Que hermoso es estar aquí! Si quieres  haré tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”.

Toda experiencia comunitaria de la fe es un bajar de la montaña para poder contar, después de la muerte y resurrección de Jesús, lo que Dios ha hecho con nosotros El Tabor se extiende por el testimonio.
Cuando los discípulos oyeron la luz del cielo “cayeron rostro en tierra llenos de miedo”, pero Jesús acercándose a ellos les dijo: “levantaos, no tengáis miedo”
Como Moisés inauguró el Éxodo de Israel de la esclavitud Jesús abrió por su cruz y resurrección el camino de liberación y salvación universal. La voz del Padre diciéndoles: “Escúchadle” era una súplica de confianza  conocida para Israel como “Shemá Israel”.
Jesús no permite hacer tres tiendas porque el proyecto de salvación del Padre no se limita a privilegiados ya que es un proyecto de transfiguración abierto a toda la humanidad: “Nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde esperamos que venga nuestro salvador Jesucristo, quien transformará nuestro cuerpo frágil en un cuerpo glorioso, semejante al suyo, en virtud del poder que tiene  para someter a su domino todas las cosas”.
Cordialmente,

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