FOTOS M. GUALLART
EL EVANGELIO NO ES UNA PROPUESTA ESPIRITUALISTA
Sacerdote-periodista
Querido cofrade:
El año de la Fe pone en el
centro de la vida cristiana la escucha de la Palabra de Dios, porque la fe
viene de la escucha de la Palabra.
Esta Palabra es siempre
una fuerza de salvación para el creyente. Por eso es siempre una Buena Noticia.
La mayoría de las personas, también en España, esperan esa buena noticia de un
cambio de la situación económica. Desgraciadamente muy pocos esperan un cambio
de valores y de manera de vivir. Ha sido, sin embargo, la falta de valores
y de escrúpulos y la búsqueda de un bienestar predominantemente consumista lo
que nos ha sumergido en esta crisis. El Evangelio es Buena Noticia para los
pobres porque les promete que Dios les va a hacer justicia en Cristo.
El Evangelio no es una
propuesta espiritualista sino que afecta a la sociedad y a su manera de
organizarse. Si una sociedad no hace justicia a los pobres no se puede
considerar una sociedad justa. El principio cristiano de organización de la
sociedad comporta una solidaridad real de todos sus miembros: cuando un miembro
sufre, todos sufren con él.
Jesús insiste en que la
Escritura se cumple en las personas de los oyentes.
Desde luego hace falta
mucha fe y estar dispuesto a mirar el mudo al revés. Jesús vincula el
cumplimiento de la Escritura a su propia persona. Él es la realización de la
Escritura y no sólo de este pasaje mesiánico, que habla de la misión del futuro
Mesías, una misión de gracia y liberación.
Creer en Jesús significa haber
encontrado el sentido de la propia vida aunque uno tenga que realizar en la
privación de todo. A partir de este momento la lectura cristiana de la
Escritura es una lectura en clave cristológica. La Escritura habla de Cristo. La
Escritura es la Palabra de Dios y esa Palabra se ha hecho carne en Jesús, el
Verbo de Dios. Todas las palabras de la Escritura nos hablan de la Palabra con
mayúscula, que es Cristo.
La escucha de la Palabra
de Dios realiza el encuentro personal con Cristo. Fácilmente se echa de ver que
no se trata de cualquier tipo de lectura o de escucha. Se trata de una escucha
orante de la Palabra que acontece en la fe. Una fe que piensa y ama, y
trata de encarnar la Palabra en la vida. El método llamado Lectio Divina nos
ayuda a encontrarnos con Cristo en la Palabra.
La comunidad cristiana es
una comunidad litúrgica, como lo era también Israel. En ella la
comunidad confronta su vida con la Palabra de Dios y encuentra en ella la luz y
la fuerza que necesita para hacer presente a Jesús en el mundo. Esa palabra
ilumina sobre todo el misterio pascual, a través del cual la Iglesia alcanza la
liberación prometida. La Iglesia, como comunidad litúrgica, es toda ella
carismática y ministerial.
Para Pablo no cabe duda de
que todos esos dones maravillosos que se manifiestan en la comunidad son un
regalo del Espíritu para construir el cuerpo de Cristo. En el cuerpo coexisten
la unidad y la diversidad. La unidad es unidad en la diversidad; la diversidad
está integrada en la unidad. Cada uno debe considerar que el otro es un don
para sí y ser acogido también como don por el otro. En ese diálogo y
reciprocidad de carismas se construye el cuerpo de Cristo.
Que a través de la
celebración de la eucaristía cada domingo y a través de la escucha
de la Palabra y la recepción del cuerpo y sangre de Cristo, construyamos su
Cuerpo.
Cordialmente,
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