FOTO GUALLART. Carta a un cofrade
Por Antonio Díaz TORTAJADA
Sacerdote-Periodista
Querido cofrade:
Vivimos en un trajín continuo.
Estamos muy preocupados por tantas cosas que apenas nos queda tiempo y amor
para saludarnos y abrazarnos. Esta Navidad es buen momento para hacerlo. Por
eso queremos recordarte a ti y a tu familia, y a todos los cofrades con ese
niño que dirige la historia de nuestra querida humanidad. Porque el Niño de la
Navidad es el adulto de la Pasión, muerte en el Calvario y el de la
Resurrección.
Dios quiso venir y encontrar una
posada entre nosotros, y no halló lugar en la plaza, ni en el hospital del
barrio, ni siquiera en los bancos del arrabal, ni la patera del estrecho, pues
no tenían dinero, ni parientes ricos, ni documentos oficiales, y además se
estaban cerrando hospitales en la capital...
Pero era Dios, y se empeñó en
nacer, aunque fuera al descampado, en una cueva de pastores, un aprisco de
ganado, o la trasera de una casa de labriegos. Siempre habría una estrella para
saludarle, un asno y un buey que se habían salido de la gran manada para
calentarle un poco con su aliento.
Quiso nacer y nació, aunque le
negaran un sitio en la posada, y aquel año cero, fin de los tiempos de un sabio
ciclo maya, fue comienzo del Año Infinito de la Vida, Madre de todos los
Tiempos, y por eso nace una vez más entre nosotros la noche del 24 de Diciembre
del año 2012, en el solsticio de invierno (o de verano, en el hemisferio sur),
cuando se acerca el plenilunio, pues la luna llena quiere venir a saludarle.
Por eso os decimos que vivir,
simplemente vivir, es ya Navidad, nacimiento de Dios en nuestra vida. Pero
vivir en amor es Navidad perfecta, como queremos que sea la vuestra.
Con ese gozo os saludaros a Dios
y a vosotros, y os deseamos la Felicidad de vivir y de amar, la noche
emocionada de Dios, que no ha querido escuchar nuestro rechazo, y que, a pesar
de que quisimos cerrarle nuestra puerta, ha logrado nacer en todos los hogares
y, de un modo especial, en los corazones de aquellos que no tienen hogar, pues
él mismo es Hogar y es Pan caliente, es hogaza que se parte y comparte entre
todos, desde niño, con María y José, a quienes saludamos de un modo especial.
Os deseamos esa Noche gran
Felicidad, es decir, Mucho Dios, Mucha Vida, pues cada uno somos María y José,
o el niño que lleva de la cuerda al burro; o, si os parece mejor, somos el
mismo burro, pero con Jesús, María y José (y con el Dios de Navidad, que
son/somos todos los niños del mundo).
Felicidad en la Noche Buena, en
que muchos seguiremos ocupamos haciendo lo que hacían entonces en Belén, en
Nazaret o en Roma: Amasamos dinero o malvivimos por falta de dinero, contamos
amigos… o lamentamos el olvido de aquellos que fueron amigos y han ido a la
casa de Dios… o, por algún motivo, han dejado de querernos.
A pesar de ello, queremos dejar
la puerta de nuestro portal o nuestra cueva abierta para todos, es decir, para
Dios, que está en los que han muerto y en aquellos que no quieren recibirle (y
no se reciben unos a otros). Otros pueden pasar de largo, pero él no pasará,
quedará con nosotros, estamos seguros y os lo deseamos.
Por todo eso os decimos de nuevo:
¡Felicidades!
Os saludamos y brindamos con
vosotros, a pesar de que en muchos belenes de luces y lujos no haya un sitio
para aquellos que siempre van que vienen...
Os saludamos y felicitamos porque
vosotros habéis ensanchado el espacio de vuestro corazón, abriendo un sitio
para él, que es Dios, pues lo abrís para todos los hombres.
Estamos alegres, a pesar de
algunos temas y dificultades, porque sigue habiendo Dios y él nace, aunque
muchos no nos enteremos, como tampoco se enteraron los de Belén, aquel día,
hace 2012 años, con miles de niños sin casa, como Jesús, a quien entonces no
querían recibir.
No había sitio para él y, sin
embargo, Dios quiso nacer y nace en nuestra vida. ¡Felicidades!
No le recibieron, pero le abrazó
su madre, le cuidó José, con el niño de la soga del burro, y cantaron los
ángeles y llegaron pastores del campo diciendo: ¡Zorionak, Felicidades!
No había sitio para él, pero
nosotros le queremos hacer sitio esta Navidad 2012 y el próximo año 2013, con
todos los que sigan, en este mundo de Dios, y en Dios que nuestro mundo y
Navidad por siempre.
En un día como mañana, 24 de diciembre del 2012 ,
queremos celebrar con vosotros nuestra Navidad, porque estamos convencidos de
que Dios va a visitaros y sorprenderos con la vida de su Hijo, que es la de
todos los niños y los hombres mayores del mundo.
Os deseamos mucha felicidad,
zorionak de nuevo.
Que mañana por la noche
tengamos todos el gozo de para romper los muros de nuestro mundo cerrado, recibiendo
a Dios en nuestra vida, con María y José.
Cordialmente un abrazo,
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