LA
FELICIDAD AQUÍ Y AHORA
Sacerdote-periodista
Querido cofrade:
Tras la alusión a la
destrucción de Jerusalén, se da el salto a la proclamación de la esperanza en
la venida inminente del Señor, a partir de textos proféticos.
En el texto del evangelio
de Marcos está reinterpretando la conmoción cósmica relatada por los profetas:
“Oscureceré el firmamento, apagaré las estrellas, cubriré el sol de nubes, y
la luna no dará más luz" (Ez 31,7), para anunciar la muerte de la realidad
antigua y el nacimiento de la nueva realidad llamada Reino de Dios en razón de
la presencia de Jesucristo. Este tiempo tiene como signo la imagen de la
higuera que, cargándose de yemas, anuncia la primavera y como seguridad las
palabras de Jesús: "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no
pasarán".
¡Bien! aceptamos, por la
fe, esa profecía de nuestro futuro pero “¿Ahora qué?”. El presente es lo que
nos permite responder por el “hoy”. Tenía razón E. Schródinger, [Viena,12 de agosto de 1887 - 4 de enero de 1961]
uno de los "padres" de la física cuántica, cuando decía que "el
presente es la única cosa que no tiene fin". Únicamente existe el presente
y en él estamos, nada debía alejarnos o distraernos o permitirnos huir del
único lugar de la vida y tiempo de felicidad que es el presente. Siempre que no
estemos en el presente deberíamos preguntarnos ¿en dónde estoy? La primera
pregunta que Yavé le hizo al hombre cuando, por el pecado, huyó de Él fue:
¿Dónde estás? Y para concretarlo en el presente de la vida de su hermano Abel
le preguntó a Caín ¿dónde está tu hermano?
Si sólo existe el
presente, hoy, ahora, ¿dónde estoy cuando "no estoy" en él? Quizá
soñando futuro, ahogado en los vericuetos del egocentrismo o en la memoria del
pasado, simplemente “estamos dormidos” porque estar despiertos solo se puede en
el presente, sólo el “ego” es capaz de hacer vivir de expectativas y recuerdos
que nos desplazan siempre a otro tiempo y otro lugar distintos del “hoy”.
Dios nos ha creado para
ser felices pero a fuerza de esperar la felicidad para mañana, o no dejar que
Dios sane el pasado nos privamos de ser felices hoy, si sólo deseamos lo
que no se tiene nunca se tiene lo que se desea. La auténtica esperanza, sin
embargo, no sólo nos aleja del presente, sino que nos ancla en él. Porque,
realmente, sólo hay una esperanza: la que corresponde al anhelo por el “hoy” de
la salvación.
Nuestra felicidad no está
en ningún futuro; tampoco en nada que pueda "conseguirse" o
"lograrse". La felicidad vive únicamente en el presente y sólo cuando
dejamos que venga a nosotros (Adviento) nos muestra su rostro (Navidad). El presente
es el único lugar de la felicidad, porque es el único lugar de la Vida: Vivimos
sólo mientras estamos en el “hoy”. Sor Isabel de la Trinidad piensa el “hoy” en
términos de espacio: “Dios mío, si tú estás en todas partes, ¿cómo me las
arreglo yo para estar siempre en otro sitio?".
Cordialmente,
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