martes, 29 de mayo de 2012

ENCUENTRO Y OPINIÓN:"JUANVI MORALES NOS RELATA LA SEMANA SANTA DE SU NIÑEZ Y REFLEXIONA EN VOZ ALTA SOBRE NUESTRA FIESTA"


LA SEMANA SANTA DE MI NIÑEZ
Por Juan Vicente Morales Monsalve, cofrade de la Crucifixión del Señor
Quizá porque me estoy haciendo mayor, cada vez recuerdo con más cariño mis primeros años en Semana Santa que los últimos. De manera especial me sucede con los primeros años en mi anterior Hermandad, el Buen Acierto. Por aquel entonces, hablamos de los años 70, la Hermandad realizaba las siguientes procesiones: Traslado del Stmo. Cristo el Domingo de Ramos por la tarde; Visita a los Santos Monumentos el Jueves Santo; Via Crucis el Viernes Santo por la mañana; Santo Entierro el Viernes Santo por la tarde; y Comulgar de Impedidos y Desfile en la mañana del Domingo de Resurrección.
La memoria puede ser traicionera y a veces mezcla cosas de momentos diferentes, pero lo que voy a escribir creo que es bastante exacto. Por aquel entonces las Cofradías no tenían Local Social. Sus componentes no teníamos ningún tipo de contacto durante el año. A la tienda de mi padre venia Vicente Pérez todos los meses a cobrar la cuota y traer la lotería. Por fin el último mes traía aquella hojita de imprenta en blanco y negro, con el vesta en el membrete –suerte que en los colores de la Hermandad también entraba el blanco y el negro-, donde venían los actos procesionales, horarios, concentración para los actos, etc.


Para cada acto nos concentrábamos en el bar “La Dinámica”, hoy desaparecido, que se encontraba en la calle de José Benlliure. Desde allí nos dirigíamos a casa de Paco Celdrán a recoger el Estandarte, también en la calle José Benlliure. Desde allí a recoger a los Personajes Bíblicos, que no eran quince como puede haber ahora en cada Hermandad, sino cuatro o cinco. 

Desde allí acudíamos al punto de comienzo del acto procesional en sí para realizar la Procesión que tocara de las que he mencionado antes, y una vez finalizaba, íbamos a paso ligero, como decíamos entonces, a devolver a los Personajes a sus casas y después el Estandarte. Muy poco tiempo después la devolución de los Personajes dejó de hacerse, quedando sólo la del Estandarte.

De lo anterior quería resaltar varias cosas: en primer lugar, si en la Cofradía éramos setenta, salíamos setenta, pero además desde el principio hasta el final. Fue unos años más tarde cuando hubo gente que acudía por sistema a la salida de la Procesión o cuando pasábamos por la Iglesia se salía, sin esperar a la devolución del Estandarte. Si faltaba alguien, era por un motivo fundado. Cuantas veces íbamos recogiendo Personajes Bíblicos y veías venir a uno de los tuyos corriendo para unirse al desfile –hoy día habrían acudido a la Iglesia sin sofocarse-.

En segundo lugar, sólo se salía destapado en un acto, el Comulgar –entonces se salía cubierto en el Desfile- y siempre con tu Imagen Titular, excepto la Visita a Monumentos y los del Domingo de Resurrección.
En tercer lugar, en cada acto combinábamos el desfile que podríamos denominar “de lucir”, cosa que nos gusta mucho aquí, donde íbamos descubiertos, cuidando que las guardias estuvieran bien formadas, que todo el mundo llevara el paso, amén de que al ir todos, las Hermandades lucían. Por aquel entonces la gente corría a las bocacalles para verte pasar, con lo cual daba gusto. Después venía el acto principal, el serio, donde íbamos casi siempre cubiertos como se ha visto. Cuando éste se acercaba a su fin, ya estabas deseando quitarte el gorro, pero no para irte a tu casa, sino para continuar con tu desfile a descubierto, lo que hacíamos henchidos de orgullo, tanto niños como mayores.

¿Qué quiere decir lo anterior?. Pues varias cosas. En la actualidad, si somos setenta, salimos treinta a este acto, treinta y cinco a este otro y casi los setenta al Desfile, que se va deprisa y destapadito. No existe ningún respeto por llegar tarde o irse pronto si la cofradía está en la calle. Se han ido creando actos nuevos en los que vamos destapados y sin imagen –cosa que a alguien de Semana Santa de fuera de Valencia hay que explicarle, pues no entienden que hace una Cofradía en la calle sin su Imagen y sin tapar-. 

Antes, si alguien se apuntaba en una Hermandad era porque quería procesionar. Si alguien tenía algún problema para ponerse la caperuza, como claustrofobia, no se apuntaba a una Cofradía, pues sólo iba a poder procesionar en el Comulgar de Impedidos, salvo que fuera mujer y pudiera hacerse con un hueco en un Personaje. Se contentaban con ver la fiesta a pie de calle. La actual profusión de actos de diferente índole ha hecho que haya gente que no se puede tapar –en la mayoría de los casos porque no quieren- que se apunte para salir solo en los actos en que se va descubierto, pero desde el segundo año comienzan a presionar para que se les permita hacerlo en los demás, por supuesto sin cubrir, alegando problemas médicos que, a veces, corroboran con un certificado del médico de cabecera. El resultado final es ver a Hermandades con varias guardias de gente adulta con el gorro en la mano.
 A ello hay que sumar la aparición de los Locales Sociales, lo que ha motivado que la gente se apunte por el ambiente, por las cenas, comidas y almuerzos, pero que luego tenga pereza a la hora de procesionar, sobre todo en dos tipos de actos, los que son por la mañana y los que se tienen que tapar. Incluso cada vez más gente que ni siquiera oculta que no le gusta ni procesionar, ni siquiera la Semana Santa.

Para finalizar, me viene a la memoria la gente que me ha acusado en estos últimos años de ser uno de los que se están cargando nuestras tradiciones, sobre todo por la Procesión a costal que realizamos en Crucifixión. En mi opinión los actos que he relatado son los verdaderamente tradicionales de nuestra Semana Santa, con su forma de realizarse, pues si uno lee los programas de los años veinte, los primeros, verá como ya se realizaban entonces y se habla de que las Cofradías comenzaban recogiendo sus banderas para participar en tal o cual procesión y luego se disolvían en desfiles parciales, que es precisamente la devolución de Personajes, banderas, etc. 

Una Procesión a costal, celebrada en el día propio de una Hermandad solamente, no destruye ninguna tradición, como mucho que lo que ahora sale con costaleros, antes salía con ruedas. Nuestra forma tradicional de desfilar nos la cargamos nosotros mismos hace años. Hoy en día es un cadáver. Nadie recoge ya a los Personajes Bíblicos, como mucho queda alguna Hermandad que lo hace un solo día y, por supuesto, nadie los devuelve. Precisamente esos desfiles parciales eran una parte fundamental y definitoria de nuestras fiestas. En la actualidad hay mucho defensor de nuestro espíritu y nuestro acerbo, pero nunca definen ni el uno ni el otro. Recuperemos los desfiles parciales previos y posteriores, aun a costa de suprimir procesiones que no tienen sentido y no son tradicionales. 

Sin embargo, lo que digo es imposible porque se ha perdido una cosa muy importante, que es la actitud del cofrade. Las Hermandades nos sostenemos gracias a la gente que no ha perdido esa actitud, pero representa más o menos un tercio del censo total y lo malo es que va en descenso. No se puede volver atrás, pero nuestra Semana Santa necesita revisarse a sí misma para afrontar el futuro.

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