domingo, 26 de febrero de 2012

LA COLUMNA DE DIAZ TORTAJADA EN EOS.CARTA A UN COFRADE: LA CUARESMA COMO BUENA NOTICIA

  Carta a un cofrade
LA CUARESMA COMO BUENA NOTICIA
Por Antonio Díaz TORTAJADA
Sacerdote-Periodista
Querido cofrade:

El texto que de la primera lectura que leemos en el primer domingo de cuaresma quizás sea el más antiguo que hayamos podido leer (1000 y 500 a.C., otros dirán que es del 1.600). En Mesopotamia se hablaba de una leyenda de Atra-Hasis y de Guilgames que narraba también un diluvio siendo muy parecido el de la narración bíblica, posterior.
El diluvio de Babilonia se debió al cansancio de los dioses con los hombres, el de la Biblia ocurrió por la infidelidad de éstos con el proyecto original, pero Noé encuentra perdón ante Dios con quien hace una alianza” para no volver a exterminar la vida con un diluvio, ni permitir que haya otro diluvio destructor de la tierra”, así el proyecto de la creación queda renovado. Esta es la alianza a la que pertenecemos todos los hombres. Noé fue anterior a Abraham y no era hebreo, posiblemente oriundo de la frontera entre Turquía y Armenia.
Dios no esperó a Israel para hacer la alianza con toda la humanidad. El arco iris coincide con el retorno de la luz después de las tristezas del invierno (diluvio) y con el abandono del arco (instrumento de guerra) de Dios para castigar la tierra, por otro arco que unía el cielo con la tierra (el arco iris).
 En la segunda lectura san Pedro presenta a la comunidad cristiana el agua del diluvio como símbolo del bautismo “que ahora nos salva y que no consiste en quitar la inmundicia corporal, sino en el compromiso de vivir con una buena conciencia ante Dios por la resurrección de Cristo, Jesús”.
 “Fue el Espíritu quien impulsó a Jesús a retirarse al desierto donde permaneció cuarenta días y fue tentado por Satanás, vivió allí entre animales y los ángeles le servían”.
El desierto fue el lugar del éxodo de Israel, la experiencia del éxodo la va a tomar Jesús para realizar su obra de salvación, buena parte de los milagros de Jesús son acciones salvíficas de éxodo y signos de una nueva creación, génesis.
Los cuarenta días son un número simbólico que da razón de toda una generación, tiempo largo de prueba en el tiempo y espacio que va del éxodo a la tierra prometida. En Cuaresma se recuerda el ayuno de cuarenta días que realizaron Moisés y Elías para enfatizar la experiencia del ayuno y el compartir como camino de conversión.
Satanás es todo enemigo del hombre que busca destruir la obra de Dios, y las fieras son las ayudas de Satanás para engañar al hombre en la búsqueda de la felicidad. Los desiertos del hombre son el hábitat natural de sus enemigos.
Las tentaciones no son otra cosa que nuestras inclinaciones hacia realidades que nos desvían del amor de Dios hacia el dios tener, el dios poder, y el dios aparentar. Así las describen Mateo y Lucas, Marcos no les pone nombre. Como cualquier ser humano también Jesús experimentaría movimientos que tiraban de él en direcciones contrarias a su padre Dios.
 Marcos y los demás evangelistas dejan constancia que Jesús fue un hombre fiel como lo podemos ser nosotros con la ayuda de Jesús en la Iglesia. Con razón el relato se sitúa al inicio de la actividad de Jesús y de nuestro inicio del itinerario cuaresmal. Podemos contar también con el servicio de los ángeles como Jesús “Y los ángeles le servían”.
La primera palabra que el evangelio pone en boca de Jesús se llama “kerigma” (anuncio de la buena noticia). Así se designa el núcleo fundamental del evangelio, y hoy de la nueva evangelización. Es la “buena noticia”, el artículo significa que el evangelio, la buena noticia, es Dios mismo. Así aparece en Mt 4,23y Lc4, 43.

Dios es siempre buena noticia a pesar de las malas imágenes de la enseñanza religiosa en la cristiandad (dios que infunde temor y terror, que culpabiliza, angustia y castiga).
La buena noticia consiste en dejarnos querer por Dios cayendo en cuenta por los signos en la vida diaria que el Reino de Dios está cerca. Terminado el plazo nosotros como los primeros cristianos podemos decir que ya llegó el Salvador y el reino de Dios ya está aquí en Jesucristo muerto y resucitado. Ese reino requiere de nosotros conversión y fe, “convertíos, es decir, creed en la Buena Noticia. Creer es otra manera de ver, mirar la vida desde el punto de vista de Dios quien nos da confianza y una adhesión efectiva y afectiva al evangelio.
Así pues, tenemos un tiempo de gracia para adecuar nuestra vida a la buena noticia que es Cristo. Sólo así nuestra cuaresma será auiténtica y no será un simple carnaval que terma con la Semana Santa.
Un abrazo,

No hay comentarios:

Publicar un comentario