martes, 8 de marzo de 2011

RECUERDOS:"LA JUNTA PARROQUIAL DE SEMANA SANTA DEL CAÑAMELAR DEL EJERCICIO 1988-89, LERMA, BOIRA Y AMPARIN "LA CHAQUETONA"

FCM.- En esta octava entrega de mis RECUERDOS, seguimos en 1988 continuo rebobinando y cambiando el tercio como dicen los taurinos, en clave parroquial de nuevo, en mayo de ese año recibo un saluda del bonachón guerrero napoleónico que decía: “ El Presidente de la Junta Parroquial Saluda a don Francisco Celdrán Martínez, presidente de la Hermandad de Vestas del Buen Acierto y le ruega se sirva aceptar el cargo de SECRETARIO GENERAL dentro del consejo de gobierno de nuestra Junta Parroquial de Semana Santa. A tales efectos le adjunta una relación de cargos, por la que podrá observar los componentes propuestos. Caso de aceptar le ruega se sirva contactarlo a fin de hacerle llegar su conformidad. Y aprovecha la ocasión para testimoniarle su reconocimiento más sincero”.

Por supuesto, que acepté el reto y Paco Celda, acompañado por mí le solicitamos a don Alberto volver a realizar las reuniones en el Teatret de la Casa Abadía y ese año, dejamos los locales sociales y volvimos a hablar de Semana Santa durante todo el año en los muros de la parroquia. Aquel ejercicio a partir de octubre emprendería un nuevo rumbo con la llegada del Rvdo. don Vicente Esteve Belenguer.

Aquella junta 1988-89 presidida por Paco Celda, conmigo de Secretario General, tuvo a el tío Jaime Portalés como vicepresidente, Juanvi Morales como secretario de actas, Manolo Francisco Pradas tesorero, Pepito Riera como contador, y delegado de fiestas fue un año más Manolo Furió, ocupando un joven “Pecholata” es decir Pepe Toni Just la delegación de actividades diversas.

Los vocales fueron Salvador Edo, Manuel Miguel, Enrique Lozano, Luisito Pizá, Toni Peris, Paco Burguera, Pepito Sancho, Tomás Peris, Enrique Salazar, Julio Donoso, Paquito Peiró y Antonio Trilles Tallavaches.

El viernes 17 de junio de ese intenso año 1988 aparecía en LAS PROVINCIAS un especial de la serie BARRIOS dedicado íntegramente al Marítimo desde la pagina 37 a la 52 todas hablaban de nuestro entorno más cercano; y creo modestamente, que la buena acogida que tuvo, fue el germen para que el 20 de agosto de ese mismo año vieran la luz esas entrañables páginas del DIARIO DEL MARITIMO que tanto gustaban a la gente de aquí.

Joan Lerma Blasco, president de la Generalitat Valenciana, escribía en la página 39 de aquel curioso especial con sabor a mar:

MI BARRIO

El Marítimo, un barrio que se abre progresivamente a la ciudad y al mar. Tradicionalmente fue un poblado de pescadores y marineros alejados física y socialmente de la capital, residencia de los nobles y burgueses. Este carácter popular y específico lo ha mantenido a lo largo del tiempo, hasta hoy. La historia reciente del barrio es la de su integración en el conjunto urbano de Valencia rompiendo poco a poco las barreras de las distancias y los obstáculos de las vías.

En estos últimos años se han realizado ya grandes cambios que lo han hecho más accesible. Además, las obras del Puerto, el enterramiento de las vías del tren y la conservación del centro histórico del Cabanyal, así como las nuevas avenidas contempladas en el plan general, ayudarán a conseguir este objetivo.

Hoy, además, como otros barrios periféricos de la metrópolis, tiene problemas de integración social en especial en Nazaret y Malvarrosa. Pero nuestro barrio es precisamente uno de los que tiene mayor participación ciudadana y dinamismo social, y va encontrando no sólo los cauces reivindicativos, sino también creadores de una sociedad más moderna y solidaria: asociaciones, colectivos, cooperativas, centros de integración sociolaboral que apoyados por el centro social y la administración nos permiten tener esperanza.

En el barrio del Marítimo he vivido los cambios sociales más importantes de mi generación. Cantidad de recuerdos me vienen a la memoria que son una pequeña historia llena por las conquistas de las libertades, de la democracia y de la identidad de un pueblo.

En mi infancia he perdido el ambiente social y popular valenciano a través de su propia idiosincrasia. Allí me he encontrado siempre como en mi casa: caras conocidas de siempre, familia, amigos, colegio, bares, tiendas. Es el clima más propicio para que uno se sienta y se realice como padre, vecino, amigo. Aspectos entrañables de la vida humana y social que han impregnado mi vida política, que he de agradecer profundamente y que en este momento valoro en mi responsabilidad de gobierno.

Y otro vecino, hoy consagrado geográfo e historiador y profesor de la Universidad de Valencia, que por aquel entonces, ya trabajaba en la misma en el Departamento de Geografía. Yo lo había conocido el año anterior cuando él y su hermano Javi ingresaron en la Hermandad que yo presidía, de la mano de su tía Maribel, a la que con simpatía quiero denominar como la sonrisa del barrio. Y es que Maribel Boira Toro, era una de esas personas, que cuando la conocías te hacía feliz, tenía esbozada una felicidad digna de admiración, esa sonrisa dulce y sincera que junto con un cariño o cualquier otro adjetivo enternecedor te hacia sentirte bien a su lado. Además no hay que olvidar que su padre, don José Boira Palacios, fue secretario del Comité Central de Fiestas de Semana Santa, del Distrito del Puerto y certificó en 1929 la constitución de dicho Comité el 28 de noviembre de 1928.

Pero vayamos a lo que escribió su nieto José Vicente, en la pagina 37 de LAS PROVINCIAS, que fue uno de los artículos de la portada del especial que creemos aportó orgullo al ser del Marítimo:

Cabanyal-Canyamelar: Espacio singular

En 1986, se realizó una investigación en el barrio del Cabanyal-Canyamelar destinada a conocer cómo sus habitantes organizaban, estructuraban y valoraban su propio entorno y cómo lo relacionaban con el resto de la ciudad de Valencia. Aplicando diversas técnicas (principalmente la encuesta) intentamos desentrañar la imagen mental que del barrio se han formado sus vecinos. Comentaremos brevemente los principales resultados, aunque circunscribiéndose a aquellos que se refieren exclusivamente al barrio en cuestión. Para un mayor detalle, remitimos al libro publicado en 1987 por el Ayuntamiento de Valencia, en la colección “Valencia, Barrio a Barrio: “El Cabanyal-Canyamelar”.

Con más de 23.000 vecinos, este barrio marítimo es uno de los más originales de Valencia, tanto por la forma octogonal de su plano, como por los diversos estilos arquitectónicos de algunos de sus edificios, predominando el modernismo popular. Socialmente, también es una unidad de fuerte peculiaridad y carácter propio, debido, entre otras razones, a su dinámica histórica (junto a la Malva-rosa fue municipio independiente hasta 1897) y a la conservación de los años sesenta y setenta.

Tomando como punto de partida las bases teóricas de la geografía de la percepción, aproximación que se preocupa por el conocimiento del espacio urbano paralelo al usualmente descrito, pero organizado y estructurado en la mente de los ciudadanos, pudimos ver cómo el Cabanyal-Canyamelar es percibido por sus habitantes como un auténtico barrio, con limites claramente definidos, de tal manera que el 46 % de los encuestados está de acuerdo en señalar el Paseo Colón como frontera sur, el 76% las vías de RENFE como frontera oeste y el 90%, la playa como límite este.

Un grato ambiente humano o

Internamente, el barrio más apreciado es menor en extensión que el administrativo, reduciéndose a la zona tradicional y más cercana a la playa, que se toma como la imagen representativa del Cabanyal-Canyamelar, despareciendo la parte interior, más próxima a las vías del tren y más degradada paisajísticamente.

Por otra parte, los habitantes del barrio valoraron muy positivamente el vecindario, ambiente humano del Cabanyal-Canyamelar, con altas puntuaciones (9 y 10 sobre 10) en un 74%, mientras que el ambiente físico, los edificios y la trama, tan sólo alcanzaba el sobresaliente para un 55% de los encuestados. Ligado a este hecho, un 82% de los mismos elegía como más representativa del barrio, entre varias posibles respuestas, la afirmación de que “es fácil establecer relaciones con los demás”. El Distrito Marítimo alcanzaba una puntuación alta en los conceptos de “relaciones humanas” (1º sobre los 19 distritos de Valencia), “diversión” (2º) y “nivel de vida” (5º), ocupando muy inferiores puestos en conceptos como “seguridad” y “cuidado”.

En resumen, nos hallamos ante un espacio muy homogéneo, tanto urbanística, social como perceptualmente. Un espacio en el que destaca la peculiaridad del entorno arquitectónico-urbanístico, la unidad socio-vecinal, las señas de identidad propias y que se percibe más alejado del centro urbano de lo que realmente está (exageración de distancias con la edad, acorde con la expresión muy común en el Cabanyal-Canyamelar de “anar a Valencia” refiriéndose al desplazamiento al centro urbano).

Un barrio en el que deberían evitarse intervenciones “duras” que alterarían sin duda el marco físico donde hoy en día se da tal vez lo más aproximado a una auténtica vida vecinal que podamos imaginar en una gran ciudad. “

Hoy que se celebra el día de la mujer trabajadora, me viene a la mente Doña Amparo Fos, “la chaquetona”, madre de dos estupendos amigos Pepito y Amparín Santaclara con los que hace unos años he compartido muy buenos ratos y mil y una confidencias; al igual que con la esposa de Pepe, mi buena amiga Esperanza Blay, de la que me cabe el orgullo de ser su padrino de jura cuando se colegió como letrada.

Seguro que cuando Josep Vicent fuera al mercado del Cabañal a comprarle algún pescadito fresquito para sus hijos, acompañado de Ana su esposa, y hubiera leido lo escrito por él, le diría: “Molt be xiquet, ma que saps dir lo que pensem. Y seguro añadiría aquello que por Punt-2, el segundo canal de RTVV, ya dijo en su día en el programa Barrios, dedicado al Cabanyal: “Lo millor del mon, Espanya. Lo millor de Espanya, Valencia. Lo millor de Valencia, el Cabanyal. I lo millor del Cabanyal… les dones.”

Le tengo mucho afecto y cariño a Amparin “la chaquetona” desde que la conozco, y hemos compartido con ellos buenas paellas en fallas y el “arros negre” le sale de fábula, allí en su chaletito en el Regalón en Liria hemos dado cuenta más de una vez.

Y es que ya vendía pescado con su madre en el antiguo Mercado del Cabanyal, en la hoy Plaza del Dr. Lorenzo La Flor. En la actualidad con su hija, también Amparo, sigue atendiendo con gracia y salero a sus vecinos. Pero Amparín hija, que con su hermano Pepe pertenece a la Hermandad del Patrono del Canyamelar, el Stmo. Cristo de los Afligidos, es una artista y también se dedica a la restauración y dorado de obras de arte sacro o religioso, acordándonos de ellas, rendimos homenaje en EOS a todas las mujeres trabajadoras. En fín, os dejo y ya os cuento más otro día.

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