lunes, 31 de marzo de 2014

LA COLUMNA DE JOVIHA EN EOS:LAS ARMAS DE LA SEMANA SANTA III

 
José Vilaseca Haro es un escritor, hijo del que fuera Secretario General de nuestra Junta Mayor, Pepe Vilaseca Pizá.-JOVIPI.Cuyo galardón en su recuerdo torgamos cada tres años a personas o entidades que difundan nuestra Semana Santa Marinera.

La obra creativa de JOVIHA comenzó en 1998.A lo largo de los años, ha participado en diversos certámenes literarios locales, hasta que, decantado definitivamente por la novela, en 2007 presentó su obra Llamadme Monstruo al Premio Planeta. Probó suerte de nuevo con la obra Padre Muerte, en la edición de 2008 , que finalmente publicaría en 2009, y en la última edición de dicho certamen participó con Los últimos días.En 2011, quedó finalista del VII Certamen de Novela Histórica "Ciudad de Valeria", con su novela Gladius Hispaniensis. En 2012 se alzó con el VIII Certamen de Novela Histórica "Ciudad de Valeria" con su novela Sidi: Mi señor, ambientada al final de la Primera Cruzada.

El pasado año fue el encargado de realizar el “introito” en el Sopar de la Creu Marinera, y ahora va a compartir con los lectores de este blog una serie de artículos sobre LAS ARMAS de nuestra Semana Santa. Aquí tenéis el tercero.
FOTOS VARIOS AUTORES

LAS ARMAS DE LA SEMANA SANTA III. LOS SAYONES

Por José Vilaseca Haro
Escritor

Después de haber hablado, en los anteriores artículos, de pretorianos romanos y de granaderos napoleónicos, vamos a escoger en esta ocasión una figura conocida en nuestra Fiesta y con cierta controversia histórica como son los sayones.

Para el público general, el sayón semanasantero es un soldado de corte medieval, un cruzado de los Santos Lugares, protector del Santo Sepulcro y custodio del Cáliz de la Última Cena de Nuestro Señor. Lo hemos visto con saya y jubón de cuero (como los desaparecidos Sayones de Los Ángeles).

o con cotamalla metalizada y el emblema de la cruz en el pecho, como los Sayones de San Rafael – Cristo Redentor.

Una persona que desconociera la historia medieval, podría sentir sorpresa ante dos formas tan distintas de representar a un mismo tipo de soldado. Lo cierto es que, realmente, tanto la Primera como la Segunda Cruzada (especialmente la Primera), fueron una llamada a las armas respondida por nobles y plebeyos de toda Europa desde el Reino de Aragón hasta Bizancio y que la imagen de uniformidad de las órdenes religiosas apenas se estableció desde entonces, y no antes. En algún caso, escuderos y vasallos de un señor feudal podían portar la librea de este, pero no era lo más común.


El guerrero de la Primera Cruzada todavía tenía un aspecto de caballero normando, con el escudo alargado y en forma de lágrima, con una cota de malla anillada o laminada, generalmente equipado con una lanza para mantener al enemigo a raya, y una espada para el combate cuerpo a cuerpo. 
 El siervo o el campesino que buscaba fortuna en Tierra Santa, solía equiparse de forma mucho más austera, con algún tipo de corpiño de cuero y con un hacha o espada de baja calidad (muchos de ellos formaron parte de la llamada Cruzada de los Pobres de Pedro el Ermitaño, a partir de 1094, derrotados en Nicea y masacrados por los turcos).
 Pero volvamos a nuestros sayones y, sobre todo, a sus armas. Tanto en el caso de la Corporación de Sayones como en las anteriores Hermandades y Cofradías que han representado a estos soldados, el arma por excelencia es la espada medieval. Se trata de un arma cruciforme, de uno o dos filos, con una empuñadora que permitía poder esgrimirla a una o a dos manos, que evolucionaría hacia la espada larga o espada bastarda, ya a partir del siglo XIV, y cuyo origen se encuentra en las espadas normandas.
Se trataba de una espada pesada, que ofrecía una buena esgrima, y que servía para atravesar la mayoría de las ligeras armaduras sarracenas al tajo, y para quebrar huesos como arma contundente.
Cierto que en algunas procesiones hemos visto portar modelos muy semejantes a la tradicional Tizona del Cid, con los gavilanes o guardamanos en forma de hojas muy ornamentadas. 

Este hecho se da por tratarse de una de las espadas más fáciles de conseguir en el mercado, relativamente económica, pero quizá se aleja de la estética puramente cruzada, siendo esta Tizona de la imagen, tan popular, un arma ceremonial y no de combate.



Así, como única pega histórica a su armamento podríamos echar a faltar un escudo, que bien podría ser de lágrima (Primera Cruzada) o de heraldo (Segunda Cruzada y posteriores), pero como hemos apuntado antes, la heterogenia de las tropas cristianas en Tierra Santa nos permite renunciar a él (y, en el primer caso, resultaría casi imposible desfilar con él)
 


De nuevo, gracias por vuestra atención y un muy cordial saludo, con el deseo que disfrutéis de estas próximas fiestas semanasanteras.

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