lunes, 24 de marzo de 2014

MIGUEL SANZ, CREU MARINERA DE EOS TE ACERCA EL VIA CRUCIS:DECIMO TERCERA ESTACIÓN

FOTOS MIGUEL SANZ
Mi amigo Miguel Sanz Ferrer vinculado a la Hermandad del Santo Silencio y Vera Cruz, entre sus aficiones destaca siempre la lectura y manifiesta ser un “Dinosaurio”. Está en posesión de la CREU MARINERA de EOS, donde acude a nuestros coloquios y siempre tiene unas brillantes aportaciones en los mismos conjugando experiencia y sensatez, fue presidente de la Real Hermandad de la Santa Faz del Cañamelar y de niño procesionó muchos años en la Hermandad de Vestas del Santísimo Cristo del Buen Acierto, al que se abraza con devoción cada Viernes Santo en el Via Crucis.
Y hablando de Via Crucis, en este tiempo de CUARESMA, colabora con este blog, y te acerca sus instantáneas y los textos en torno al Viacrucis o vía crucis su significado es «camino de la cruz» y se refiere a las diferentes etapas o momentos vividos por Jesús desde el momento en que fue aprehendido hasta su crucifixión y sepulcro.A las etapas del viacrucis se denominan estaciones, aquí en el Marítimo "Pasos" y tradicionalmente se cuentan 14, aunque el papa Juan Pablo II añadió la Resurrección en último lugar.
El Viernes Santo de 1991  y, bajo el auspicio de Juan Pablo II, se creó un nuevo Via crucis con 15 estaciones basadas todas ellas en momentos del Nuevo Testamento, ya que el anterior recogía muchos pasajes de los Evangelios apócrifos entre los que se encontraban el encuentro de Jesús con María, su madre y el acto en el que la Santa Mujer Verónica le enjuga el rostro a Jesús. Este nuevo viacrucis comienza con la oración de Jesús en el huerto de Getsemaní y finaliza con la Resurrección de Cristo.
DÉCIMO TERCERA ESTACIÓN:JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ Y PUESTO EN LOS BRAZOS DE SU MADRE.


Para que los cadáveres no quedaran en la cruz al día siguiente, que era un sábado muy solemne para los judíos, estos rogaron a Pilato que les quebraran las piernas y los retiraran; los soldados sólo quebraron las piernas de los otros dos, y a Jesús que ya había muerto, uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza. Después, José de Arimatea y Nicodemo, discípulos de Jesús, obtenido el permiso de Pilato y ayudados por sus criados o por otros discípulos del Maestro, se acercaron a la cruz, desclavaron cuidadosa y reverentemente los clavos de las manos y los pies y con todo miramiento lo descolgaron.

 Al pie de la cruz estaba la Madre, que recibió en sus brazos y puso en su regazo maternal el cuerpo sin vida de su Hijo.

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