miércoles, 29 de enero de 2014

LA TRONERA DE MANUEL ANDRÉS FERREIRA:LAS CLARISAS, DE LA TRINIDAD, FESTEJAN POR ÚLTIMA VEZ A LA VIRGEN DEL REFUGIO

 
Un grande del periodismo festivo en nuestra ciudad, santo y seña de LAS PROVINCIAS de su época, como es mi amigo MANUEL ANDRES FERREIRA, continua con LA TRONERA  en EOS.
Las clarisas, de la Trinidad, festejan por última vez a la Virgen del Refugio.
 Hace unos días nos enterábamos que el Monasterio de la Trinidad, después de cinco siglos de existencia cerraba sus puertas, por decreto del Vaticano, y sus cuatro religiosas se traslabadan a otro cenobio de la misma orden, el de la Puridad, para convivir con otras doce clarisas, cumpliendo así el proyecto de fusión de ordenes religiosas que se desarrolla actualmente.
Cerradas las puertas de este emblemático monasterio también finalizan sus dos típicas fiestas muy desconocidas por los valencianos: la que se dedica a Santa Clara de Asís en la que se invita a los fieles a refrescos y se reparten panecillos bendecidos en memoria del milagro de multiplicación de panes que obró Santa Clara, según me contó la Madre Superiora, María Gracia Sabater, nacida en la Fuentes de San Luis, religiosa desde hace 40 añós, en una de mis visitas al monasterio. El festejo de la fundadora se continuará realizando, aunque sea en otro convento.
Existe una segunda fiesta, muy íntima, que dudo vuelva celebrarse. He tenido la suerte de ser el último testigo, junto con un grupo de vecinos de la barriada, de esta sencilla y curiosa celebración el pasado mes de de septiembre. La celebración es en honor de Nuestra Señora Refugio de Pecadores, cuya imagen se conserva en una tabla.
La historia de esta advocación la cuento tal me la traslada la superiora del monasterio. La imagen de la Virgen llega al monasterio de la Trinidad a través de una noble dama conocida por el nombre de Scanderberga, después de viajar por Bohemia y Nápoles. Pocos años después de fundó una cofradía que recibió indulgencias de los Pontícipes Paula V, Alejandro VII y Pío VII.
Durante la guerra civil y el asedio al convento, la tabla junto con otro enseres se intentó quemar en el patio exterior del convento; intento fallido protagonizado por una niña de ocho años que al ver la tabla de la Virgen que podía ser pasto de las llamas prorrumpió en llantos y súplicas que hizo desistir a la turba de su profanación. La pintura se ordenó se trasladara al museo de pintura de la ciudad. En el mes de agosto de 1939 fue recuperada y devuelta a la iglesia del monasterio de la Trinidad.
Por otro lado bueno es que recordemos también la historia del Monasterio de la Trinidad, sobre todo algunos de sus aspectos que son muy desconocidos por los valencianos.
La historia tiene que comenzar con el Hospital de San Guillem, fundado en 1246 para atender a pobres y peregrinos y quedó diez años después bajo el cuidado de la orden de los trinitarios, sobre cuyo convento anexo, conocido inicialmente como San Guillermo de la Santísima Trinidad, comenzaron la construcción de un monasterio en 1445: el Real Monasterio de la Santísima Trinidad. Pero el devenir del convento no fue ejemplar, convirtiéndose en un burdel, por lo que los monjes trinitarios fueron expulsados y sustituidos, gracias a la decisión de la esposa del Rey Alfonso el Magnánimo, por monjas clarisas procedentes de Gandía.
El Monasterio de la Trinidad es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura gótica mediterránea y sus paredes están impregnadas de importantes hechos acaecidos en sus más de cinco siglos de historia. De hecho, en su interior está el sepulcro de la reina María de Castilla, esposa de Alfonso V el Magnánimo y fundadora del convento, donde tenía sus aposentos privados que ocupaba ocasionalmente. 

También allí es donde Sor Isabel de Villena, abadesa del Monasterio, hija natural de Enrique de Villena, poeta y prosista de la nobleza, escribió 'Vita Christi', referente del Siglo de Oro valenciano, insólita obra feminista en aquella época, publicada después de su muerte gracias a la abadesa que la sucedió, Aldonça de Montsoriu.

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