Un
grande del periodismo festivo en nuestra ciudad, santo y seña de LAS PROVINCIAS
de su época, como es mi amigo MANUEL ANDRES FERREIRA, continua con LA TRONERA en EOS.
Las
clarisas, de la Trinidad, festejan por última vez a la Virgen del Refugio.
Hace
unos días nos enterábamos que el Monasterio de la Trinidad, después de cinco
siglos de existencia cerraba sus puertas, por decreto del Vaticano, y sus cuatro
religiosas se traslabadan a otro cenobio de la misma orden, el de la Puridad, para
convivir con otras doce clarisas, cumpliendo así el proyecto de fusión de
ordenes religiosas que se desarrolla actualmente.
Cerradas
las puertas de este emblemático monasterio también finalizan sus dos típicas
fiestas muy desconocidas por los valencianos: la que se dedica a Santa Clara de
Asís en la que se invita a los fieles a refrescos y se reparten panecillos
bendecidos en memoria del milagro de multiplicación de panes que obró Santa Clara,
según me contó la Madre Superiora, María Gracia Sabater, nacida en la Fuentes
de San Luis, religiosa desde hace 40 añós, en una de mis visitas al monasterio.
El festejo de la fundadora se continuará realizando, aunque sea en otro
convento.
Existe
una segunda fiesta, muy íntima, que dudo vuelva celebrarse. He tenido la suerte
de ser el último testigo, junto con un grupo de vecinos de la barriada, de esta
sencilla y curiosa celebración el pasado mes de de septiembre. La celebración
es en honor de Nuestra Señora Refugio de Pecadores, cuya imagen se conserva en
una tabla.
La
historia de esta advocación la cuento tal me la traslada la superiora del
monasterio. La imagen de la Virgen llega al monasterio de la Trinidad a través
de una noble dama conocida por el nombre de Scanderberga, después de viajar por
Bohemia y Nápoles. Pocos años después de fundó una cofradía que recibió
indulgencias de los Pontícipes Paula V, Alejandro VII y Pío VII.
Durante
la guerra civil y el asedio al convento, la tabla junto con otro enseres se
intentó quemar en el patio exterior del convento; intento fallido protagonizado
por una niña de ocho años que al ver la tabla de la Virgen que podía ser pasto
de las llamas prorrumpió en llantos y súplicas que hizo desistir a la turba de
su profanación. La pintura se ordenó se trasladara al museo de pintura de la
ciudad. En el mes de agosto de 1939 fue recuperada y devuelta a la iglesia del
monasterio de la Trinidad.
Por
otro lado bueno es que recordemos también la historia del Monasterio de la
Trinidad, sobre todo algunos de sus aspectos que son muy desconocidos por los
valencianos.
La
historia tiene que comenzar con el Hospital de San Guillem, fundado en 1246
para atender a pobres y peregrinos y quedó diez años después bajo el cuidado de
la orden de los trinitarios, sobre cuyo convento anexo, conocido inicialmente
como San Guillermo de la Santísima Trinidad, comenzaron la construcción de un
monasterio en 1445: el Real Monasterio de la Santísima Trinidad. Pero el
devenir del convento no fue ejemplar, convirtiéndose en un burdel, por lo que
los monjes trinitarios fueron expulsados y sustituidos, gracias a la decisión
de la esposa del Rey Alfonso el Magnánimo, por monjas clarisas procedentes de
Gandía.
El
Monasterio de la Trinidad es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura
gótica mediterránea y sus paredes están impregnadas de importantes hechos
acaecidos en sus más de cinco siglos de historia. De hecho, en su interior está
el sepulcro de la reina María de Castilla, esposa de Alfonso V el Magnánimo y
fundadora del convento, donde tenía sus aposentos privados que ocupaba
ocasionalmente.
También allí es donde Sor Isabel de Villena, abadesa del
Monasterio, hija natural de Enrique de Villena, poeta y prosista de la nobleza,
escribió 'Vita Christi', referente del Siglo de Oro valenciano, insólita obra
feminista en aquella época, publicada después de su muerte gracias a la abadesa
que la sucedió, Aldonça de Montsoriu.
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