DIOS INTRODUCE A JOSÉ EN EL MISTERIO
Sacerdote-periodista
Querido cofrade:
La
exhortación del papa Francisco “La alegría del Evangelio” es un programa
pastoral para toda la Iglesia,
y sin duda alguna, también para su pontificado. Quizás es el primer documento
eclesiástico escrito en un lenguaje inteligible para las personas sencillas. Te
invito a leerlo. Pídelo a los Reyes Magos.
Esta
exhortación contiene toda una serie de propuestas para la nueva etapa de la
evangelización que se abre ante la Iglesia. Este documento no debiera llevar a
olvidar el anterior, “La luz de la fe”, mucho más doctrinal, que constituye la
fundamentación teológica de este proyecto pastoral. La fe se presenta como un
caminar que va abriendo nuevos caminos. En ellos, junto con Jesús, vamos
recorriendo las diversas etapas de su vida que concentran la historia del
pueblo de Dios. Todo empieza con una invitación a salir. Abrahán dejó su patria
y su parentela. La venida de Jesús será una invitación a José y a María a que
abandonen los caminos trillados de los hombres y se abran a la novedad de Dios.
José estaba desposado con María y esperaba con ansia el momento de poder
recibirla en su casa como esposa.
De
pronto se da cuenta de que María está encinta. El evangelista nos aclara que es
por obra del Espíritu Santo, pero eso José no lo percibe en una primera
aproximación al misterio
José
experimenta una crisis profunda pues no sabe por dónde tirar. Su obligación era
denunciarla y quedar libre de todo compromiso, pero esto choca con su manera de
ser, un hombre justo, un hombre de Dios. Denunciar a María habría sido hacer
recaer sobre ella el peso de la
Ley y causarle sin duda alguna un gran mal. Probablemente
José intuye que María es inocente y experimenta ante ella un temor reverencial,
pero no sabe el significado de lo ocurrido
En
su discernimiento llega a la conclusión de que lo mejor es repudiarla o
abandonarla en secreto, sin tener que enfrentarse con ella ni causarle ningún
mal. Cuando ha tomado esta decisión se le revela el misterio de la concepción
virginal de Jesús. María ha concebido por obra del Espíritu Santo y no por obra
de varón. Respecto a ese niño, ante la gente, él será el padre y deberá ponerle
por nombre Jesús, porque es el Salvador. José es introducido en el
misterio y también nosotros, recibimos el significado de ese misterio. Se trata
del cumplimiento de la profecía del Emmanuel que anuncia que una virgen dará a
luz. Es Jesús, y no el hijo del antiguo rey, el verdadero Emmanuel, el
Dios-con- nosotros
Para
el creyente, el misterio tan sólo se nos desvela en la Sagrada Escritura,
en la Palabra
de Dios. Es el anuncio de esa palabra el que invita a la fe. La fe nos permite
ver las cosas como Dios las ve y descubrir que para Dios nada es imposible. La Palabra de Dios, el
Evangelio, nos revela el misterio de Jesús, Hijo de Dios e Hijo de María. ¿De
qué nos serviría que Jesús haya nacido en Belén si ahora no es anunciado en
nuestro mundo? Pablo ha sido elegido apóstol de Cristo para anunciar esa Buena
Noticia referente a Jesús. También José y María fueron los primeros
destinatarios de ese Evangelio: Jesús es el Salvador
Ante
el gran misterio de la venida de Dios, José debió experimentar el temor sagrado
y la fascinación. ¿Quién está a la altura de poder vivir al lado del Hijo de
Dios y de su Madre? Fiándose de la palabra de Dios, José se dejó llevar, sin
embargo, de la fascinación de la cercanía de Dios y de ver a Dios. Éste es sin
duda el deseo más profundo del hombre. Ahora José ya no duda ni un momento.
Como creyente hace lo que Dios le pide y pone su vida al servicio de la obra de
la redención. Acojamos también nosotros en esta eucaristía con fe al Señor que
viene y pongamos nuestras vidas a su disposición para que Él pueda continuar
haciéndose presente en nuestro mundo.
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