FOTOS MANOLO GUALLART
EL ORDEN DE LOS CRISTOS
Por Juan Vicente Morales Monsalve
Vesta y Costalero de la Crucifixión del Señor,
Costalero de la Dolorosa de los Ángeles yCreu Marinera de EOS
A lo largo de esta pasada Semana Santa han sido
varios los compañeros que me han preguntado por el orden de formación de los
actos colectivos, en especial por el de los Santísimos Cristos Crucificados,
por lo que me he animado a escribir unas líneas para explicarlo, al menos desde
mi punto de vista.
El criterio que se decidió aplicar en los años
cuarenta, tras la guerra civil española, para formar las distintas hermandades
en los actos colectivos fue el del orden de Pasión, el mismo que impera hoy
día. Se trata de un sistema sencillo de aplicar, pero el problema aparece
cuando se trata de ubicar imágenes que representan el mismo momento de la Pasión, como son los
Santísimos Cristos Crucificados.
Por ello se
decidió que el orden vendría determinado por la antigüedad de las imágenes, es
decir, de las tallas.
Así, iniciaba el Santísimo Cristo del Perdón, talla que data
de 1927; tras ella las del Santísimo Cristo de los Afligidos
y Santísimo Cristo
del Salvador, de 1939 o 1940 –no recuerdo exactamente pues lo cito de memoria-;
después el Santísimo Cristo del Buen Acierto
Este orden, empero, nunca se utilizó pues en esa
época sólo una de las imágenes de la Santísima Virgen
de las cuatro Corporaciones de Granaderos que existían en ese momento
procesionaba en el Santo Entierro, por lo que dichas Corporaciones tenían un
turno rotatorio para verificar cual de ellas marchaba en último lugar, y a la
que le tocaba cerrar era la que sacaba su imagen a la calle.
Como quiera
que la Corporación
de Granaderos de San Rafael Arcángel tenía como titular el grupo de la Virgen al pie de la Cruz –actual imagen titular
de la Hermandad
de María Santísima de las Angustias-, para que saliera a la calle, la imagen lo
hacía en la Procesión
del Santo Entierro con la
Hermandad del Santísimo Cristo del Salvador y del Amparo, de
la misma Parroquia, por lo que esta Hermandad pasó a cerrar los Cristos –que en
realidad eran cerrados por una Virgen-.
Esto que ahora nos puede parecer extraño, era
habitual en la época, pues, por ejemplo, la Hermandad del Santísimo
Ecce Homo del Cabañal, procesionaba con el Nazareno de los Sayones de la misma
Parroquia de los Ángeles, pues era tradición que los Sayones abrieran el Santo
Entierro y por lo tanto procesionaban sin su imagen.
En cualquier caso, cuando se reintegró la Pontificia y Real
Hermandad del Santísimo Cristo de la Concordia a nuestras celebraciones, a principios
de los noventa, se buscó información para ubicarla en los antiguos programas de
la época en que procesionaba, y, por tanto, se ubicó mal, pues debería ir
detrás del Salvador y del Amparo, ya que en los noventa los Granaderos
procesionaban todos con su imagen titular, lo que se mantiene hoy en día,
aunque los Granaderos han continuado con el turno rotatorio entre ellos.
Posteriormente se varió el orden de
Pasión para ubicar correctamente el Cristo de los Afligidos delante del Cristo
del Perdón, pues el de los Afligidos está vivo y los demás no, por lo que no
comparte el mismo momento de la
Pasión, sino que representa uno anterior –si hubiera un Paso
de la Lanzada
debería ir entre ellos-, pero no se completó pues el Paso de la
Santa Hermandad de
la Muerte y
Resurrección, que representa el momento de la Muerte de Cristo, debería ir entre el Cristo de
los Afligidos y el del Perdón.
De la misma manera cuando se crea la Hermandad del Cristo de la Buena Muerte, se le
ubica en último lugar de los Cristos, pues la talla es la más moderna, pero no
se siguió el
mismo criterio cuando se crea la Hermandad del Cristo de la Palma, pues su talla es la
más antigua de las que procesiona, por lo que debería hacerlo entre las de
Afligidos y el Perdón.
Esa es la explicación del orden que
llevan entre ellos, por lo que de continuar aplicándose con rigor, debería
controlarse las fechas de talla de los facsímiles hechos para el Museo, pues si
alguno procesiona –lo cual desconozco- no debe hacerlo con la fecha de talla de
la imagen titular, sino con la de talla del propio facsímil, pues la antigüedad
de la imagen es un criterio que debe
honrarse y no desmerecerse.
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