EL RECHAZO A JESÚS, LE LLEVÓ A LA MUERTE
Sacerdote-periodista
Querido cofrade:
Llama la atención el anticlericalismo existente en algunos países tradicionalmente católicos en los que la Iglesia tuvo un poder temporal fuerte en el pasado.
En
Estados Unidos donde el catolicismo ha sido una fuerza de segunda categoría no
se ve ese anticlericalismo feroz que de vez en cuando hace su
aparición entre nosotros. Eso no significa que la Iglesia católica no entre en
conflicto con el estado americano en numerosas cuestiones familiares y
sociales, pero no se produce una descalificación total de ella.
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Desde
siempre, los hombres de Dios, los profetas, han entrado en conflicto con las
autoridades políticas y religiosas, pero también con el pueblo llano. Ellos no
saben nada de lo políticamente correcto. Los profetas han proclamado las
exigencias de Dios, sin miedo a tener que jugarse el tipo.
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Lógicamente,
como todos, han experimentado miedo al tener que confrontarse con los poderosos.
Su fuerza les ha venido siempre de su llamada divina. Nadie es profeta por
gusto propio sino que Dios los obliga a serlo. Es lo que le pasó a Jeremías.
Dios
lo eligió consagrándolo con su Espíritu, es decir con la fuerza misma de Dios.
Así será capaz de realizar la misión, que sin duda se presenta difícil. Tenemos
ya anticipados los conflictos de Jeremías, fuente de tantos sinsabores para el
profeta. Si no se dio por vencido fue porque Dios estuvo con él para librarlo.
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Ese
rechazo por parte del pueblo, rechazo que puede llegar a la muerte, fue el
destino de todo profeta. Lo mismo le ocurrirá a Jesús, el profeta definitivo
enviado por Dios para manifestar su voluntad a los hombres. El rechazo por
parte de sus paisanos de Nazaret, a los que había proclamado un tiempo de
gracia y de salvación, anuncia lo que será el rechazo definitivo en Jerusalén y
su condena a muerte. Aquí ya lo intentan despeñar, pero Él se abrió paso entre
ellos y se marchó.
La
incredulidad de sus paisanos viene provocada por el hecho de que lo conocen
demasiado bien y no pueden imaginarse que él sea un profeta enviado de Dios.
Aunque se diga que ha hecho milagros en otras ciudades, ellos no han visto
ninguno que legitime su pretensión de ser enviado de Dios. Los conciudadanos de
Jesús conocían bien su historia, su familia, su falta de formación.
No
era posible que en aquella persona, tan humana, demasiado humana, Dios
estuviera haciendo la oferta definitiva de salvación. Es difícil admitir que la
salvación se encarne en las realidades cotidianas de la existencia. Esperamos
siempre algún acontecimiento milagroso extraordinario para empezar a
convertirnos.
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Jesús
rechazado no renunció a su misión aun sabiendo que se jugaba el tipo Tampoco
respondió con violencia a la violencia. Él sabe que lo esencial es el amor y
este amor se extiende hasta los enemigos.
Jesús
comprende bien ese rechazo y lo interpreta a la luz de lo que habían vivido
otros dos grandes profetas, Elías y Eliseo. La actividad de ambos profetas se
resume aquí en algunos milagros realizados a favor de personas extrañas al
pueblo de Israel. De esa manera se da a entender que Jesús será rechazado por
su pueblo y acogido por los paganos cuando les sea anunciada la buena noticia.
El
pueblo, sin duda, consideró a Jesús como un profeta, pero desgraciadamente siguió la tradición del rechazo porque era una persona incómoda,
que le recordaba las exigencias del Dios de la alianza.
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Curiosamente
Jesús es rechazado, no porque anuncie amenazas sobre el pueblo, sino por
anunciar la presencia de la salvación de Dios en su persona y actuación. No
cabe duda que esas pretensiones les parecieron exageradas a sus contemporáneos.
Que la celebración de esta eucaristía nos haga más conscientes de la dimensión
profética de nuestras vidas, unas vidas que deben testimoniar continuamente a
Dios y dar esperanza a nuestro mundo.
Cordialmente,
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