domingo, 17 de junio de 2012

LA COLUMNA DE DIAZ TORTAJADA EN EOS.CARTA A UN COFRADE: EL REINO CRECE SIN QUE SE SEPA CÓMO

 Carta a un cofrade
EL REINO CRECE SIN QUE SE SEPA CÓMO
Por Antonio Díaz TORTAJADA
Sacerdote-Periodista

Querido cofrade:
Aunque nos impresiona el crecimiento tan rápido que han tenido algunas empresas de internet, objetos pequeños se van imponiendo en nuestro mundo a causa de la escasez de espacio: “Lo pequeño es hermoso”.
En la Iglesia las realidades no se miden por su número sino por suimportancia. Lógicamente todos deseamos que la fe cristiana se extienda más y más y nos extrañamos que el número de cristianos crezca tan lentamente y que incluso en muchos lugares esté disminuyendo.
Jesús comparó el Reino a realidades pequeñas, pero significativas, aunque nada más sea por la fascinación que producen sus efectos o el verlas crecer.  Nada más admirable que la germinación y crecimiento de las diversas semillas, en particular se cita el grano de mostaza.. Otras veces hablará de la sal o de la levadura.
Jesús contó esas parábolas para animarse a sí mismo y a sus discípulos. Aunque muchas veces parece que le seguían multitudes, en realidad al final el grupo, más o menos fiel, era pequeño. Si no tiró la toalla y siguió predicando fue porque estaba convencido que todas las realidades grandes e importantes han tenido un comienzo pequeño, conun crecimiento constante.
El pueblo de Dios estaba familiarizado con las realidades pequeñas. Situado en medio de los grandes imperios y a merced de ellos, un país pequeño sólo podía tener futuro confiando en Dios. Los grandes intervenían y quitaban y ponían reyes a su antojo. A pesar de todo, Dios promete que va a suscitar un Rey Mesías que realizará todas las esperanzas del Pueblo de Dios.
También Pablo, aunque ve que su vida se va desmoronando, conserva la confianza, porque camina a la luz de la fe y no de lo que ve. También nosotros en estas horas oscuras en que nos toca vivir no debemos desanimarnos por lo que vemos sino confiar en lo que la fe nos promete.
Tanto la parábola del grano de mostaza como la de la levadura hablan del crecimiento del reino cuyos inicios debieron parecer pequeños y poco prometedores.
El reino no es una realidad aparte de aquella en que estamos viviendo sino que irrumpe en ella y la cambia. La levadura tiene su importancia no por la cantidad sino por sus virtualidades.
Lo que cuenta no es el número sino la energía que somos capaces de desplegar en el mundo. Para ello tenemos que entrar dentro del mundo y mezclarnos con él. Eso sí, tenemos que conservar siempre la identidad cristiana, no dejar de ser levadura siguiendo la tentación fácil de convertirse en masa. La masa ella sola no puede fermentar.
Que nuestra participación en la celebración de la Eucaristía nos dé las energías que necesitamos para seguir impulsando la construcción del Reino.
Cordialmente,

Antonio

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