
CARTA A UN COFRADE
HOY ES…PASCUA
Por Antonio Díaz Tortajada
Sacerdote-periodista
Querido cofrade:
Celebrar realmente la Pascua es vivirla, es vivir este misterio, es el resucitar con Cristo.
Vivir la Pascua significa primero que nada pasar por la Cruz, así como el pueblo de Israel pasó por el mar Rojo. No se puede llegar a la Pascua sin tener antes la vivencia previa del martirio de la Cruz de Cristo que en el aspecto de su muerte nos indica que el cristianismo supone siempre la destrucción de algo para llegar a la plenitud de la vida, es no rehuir a lo que significa sufrimiento y privación, es esperar contra toda esperanza, y es la aceptación incondicional de la voluntad del Padre.
Vivir la Pascua es vivir un éxodo permanente, cuando se sale de Egipto de prisa y se come de pie, cuando nadie se instala en situaciones que parecen placenteras ni se conforma con las libertades conseguidas, cuando se afrontan los problemas que se presentan en cada hora, cuando se está siempre en camino y no se renuncia a la Tierra Prometida.
Vivir la Pascua es estar firmes en la esperanza, es el experimentar la nueva creación, es el creer siempre en la renovación posible, en el cambio cualitativo constante, en la propia superación de cada día obra del Señor.
Vivir la Pascua es aceptar al Dios que nos sorprende, al Dios que pasa, al Dios que viene, al Dios que se hace presente y está en cualquier persona o acontecimiento y en forma especial, en cada sacramento. Es el dejarse renovar y recrear. Dejar que el Señor resucitado infunda en nosotros su Espíritu creador, ese aliento de vida nueva. Es el ser capaces de nacer de nuevo.
Vivir la Pascua es ser capaces de alimentarse de los panes ázimos de la Palabra y la Eucaristía. Es el vivir en el amor que es el fruto de la vida en Cristo. Es el morir al egoísmo cada día y perdonar hasta setenta veces siete. Es el servir y entregarse.
Esto es la Pascua, un amor más fuerte que la muerte, libertad definitiva, alegría perfecta y paz que lo inunda todo.
La Resurrección de Cristo es también nuestra resurrección porque “aquél que resucitó al Señor Jesús nos resucitará también a nosotros con Él”. La fe cristiana en la Resurrección se funda en la Resurrección de Cristo de entre los muertos. Es una actitud de confianza y esperanza gozosa que viene desde la experiencia vivida por los primeros discípulos que han creído en la acción resucitadora de Dios que levantó a Jesús de entre los muertos para que la muerte ya no tenga dominio sobre Él.
El cristiano nunca ha considerado la Resurrección de Cristo como un hecho aislado que sólo afecta a El, sino como un acontecimiento que nos concierne a nosotros y que constituye la garantía de nuestra propia resurrección, nosotros no sólo celebramos la Resurrección de Cristo, la cabeza, sino también la de sus miembros que comparten su misterio, ésta es, por consiguiente, el fundamento de toda esperanza cristiana, esperanza que nos une como comunidad y concretamente como comunidad pascual.
La comunidad pascual es una comunidad de creyentes, que se reúne por la fe en Cristo, los que creen que Jesús es el Mesías y el Hijo de Dios y en su nombre tienen vida. Es una comunidad misionera y que crece, que ha recibido de Jesús la misión de ser sus testigos. Es una comunidad fraterna y servidora siguiendo siempre el ejemplo de su Maestro. Comunidad que sabe lo que es el sufrimiento en el camino de la vida, que con fe y esperanza, supera las dificultades que obstaculizan su caminar. Comunidad que se reúne cada Domingo para celebrar su fe y su encuentro con el Resucitado.
No basta con recordar el misterio Pascual, debemos mostrarlo también con nuestras vidas. Resucitados con Cristo, nuestras vidas han de manifestar el cambio que ha tenido lugar en todos los que adherimos a Él.
¡Feliz Pascua de Resurrección!
Un abrazo,
Antonio

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