

Oración al comenzar la cuaresma
Por Antonio DíAZ TORTAJADA
Sacerdote-periodista
Señor:
Hoy quiero acercarme hasta tu corazón para dialogar un rato.
Cuando mi vida se aleja de ti
me siento vacío.
Son tantas y tantas las cosas que me alejan de ti,
Pero sin embargo tu no dejas de estar a nuestro lado.
Señor:
Te damos permiso hoy
para que vuelvas a tomar nuestras vidas
y las hagas tuyas.
Para que en nuestro afán de buscarte en todas las cosas,
para poder amarte y servirte,
no sea un acto reflejo,
de cómo quien realiza una faena asalariada.
Sino más bien,
queriendo volver a sentirnos parte de esta tarea
que comenzaste hace más de dos mil años.
Hoy queremos volver a darte permiso
para que puedas quemar ese eterno hombre viejo
que habita en nuestro corazón
y que pareciera estar dispuesto a dar batalla
hasta el último momento,
para no perder el lugar
que durante mucho tiempo ocupó en nuestras existencias.
Necesitamos que el fuego de tu amor,
queme hasta la última partícula de nuestros egoísmos
y ambiciones personales,
que tanto nos impiden verte en nuestros hermanos.
Que realmente nos transformemos
en cenizas de un futuro cargado de reino y felicidad.
Señor:
Te damos permiso
para que nos enseñes a caminar
en estos cuarenta días de preparación
y puedas acompañar nuestros inseguros pasos,
que muchas veces,
pierden de vista,
la meta inicialmente propuesta.
Para que este camino no quede como un comienzo más,
diluyéndose en el tiempo,
hasta alcanzar la mediocridad
que asesina nuestra vida espiritual.
¡Guíanos Señor!
Porque muchas veces no sabemos caminar.
Porque las tormentas nos hacen olvidar
prontamente de tu existencia.
Y porque muchas veces nuestra soberbia,
nos hace beber el amargo trago,
de creer que este camino es nuestro,
que de nosotros todo depende
y que somos capaces de timonear solos la situación.
¡Muéstranos el Camino, Señor!
Porque nuestros ojos,
se nublan por tempestades pasajeras
y no podemos ver la claridad del horizonte,
en el cual vos nos estas esperando.
Te damos permiso, querido Papá,
para que nuestras vidas se conviertan
en aquello que es tu Voluntad.
Que tan solo sintiéndonos parte de tu creación,
podamos alcanzar la plenitud de nuestras vidas
y poder llevar así, al menos,
una pequeña chispa a este mundo,
que tanta sed tiene de vos.
Derríbanos de nuestros caballos,
hazte presente ante nuestros ojos, y si es preciso, permítenos caer heridos en nuestras vanidades,
para que así,
totalmente vencidos y abandonados a tus misterios,
comencemos una vida nueva,
una carrera nueva y nuevas luchas.
¡Conviértenos Señor a tu Amor,
por que sin tu Amor no somos nada!
No permitas que montemos la farsa de cristianos piadosos
y llevemos a cabo una sumatoria de rituales sin sentido,
que demos solo aquello que nos sobra y no necesitamos,
que nos busquemos a nosotros mismos,
que actuemos por conseguir la aceptación de otros
y no poner nada en juego.
Sino más bien,
permítenos que todo aquello que realicemos
forme parte de un proceso que nos lleve a nuestros
hermanos y a lo profundo de tu Corazón.
Señor: Te damos permiso
para que esta Cuaresma sea diferente.
Que nuestros espíritus se dejen guiar por tu Espíritu.
Que nuestros pasos, cada uno de estos días,
nos lleven a la comprensión y a la vivencia de ese camino
que tú transitaste para cumplir la Voluntad del Padre.
Que cada día cobre sentido la Palabra en toda su plenitud.
Que nuestros corazones logren
la metanoia de sentir y actuar a tu manera
¡A la manera cristiana!

y la búsqueda constante,
nos adentre en el misterio de tu Pasión,
que a veces nos resulta escandalosa,
cuando no la filtramos por nuestra quebradiza fe.
Para que de ese modo podamos,
a tu imagen,
compartir nuestras horas con los pobres y afligidos,
viviendo como ellos viven.
Alegrándonos de los cambios que provoca tú Presencia.
Denunciando todo aquello que vos nos enseñaste.
Predicando con el ejemplo de nuestras luchas diarias.
Sufriendo con las enfermedades de los enfermos.
Doliéndonos con las soledades de los solitarios.
Angustiándonos con las muertes de los deudos.
Soportando las carencias de los desempleados.
Resistiendo las injusticias de los poderosos.
Padeciendo las esclavitudes de los humildes.
Sufriendo el desarraigo de los desposeídos.
Sacrificándonos por aquellos que no pueden defenderse.
En síntesis,
acompañando el dolor del pueblo
y haciendo nuestras cruces de cada día.
Esa es la Cuaresma que queremos vivir.
Es la Cuaresma que debemos vivir.
Y permítenos que cuando la cuesta se nos haga empinada
y nuestros errores borren todo lo que aquí te pedimos,
podamos volver a levantarnos,
una y otra vez,
en este lento transitar hasta el Gólgota
Señor:
Te damos permiso
para que vivamos la cuaresma de Jesús, tu Hijo.
Para que vivamos la cuaresma con Jesús.
Y para que vivamos la cuaresma como Jesús.
Que éste sea, verdaderamente el inicio de un
encaminarnos hacia tu Pascua…
No hay comentarios:
Publicar un comentario