Padre nuestro que estás en el cielo y en la tierra,
allí dónde crece la paz,
y, con entrañas de madre,
estás en quien hace presente la paz,
y quieres estar en quien todavía vive
dominado por el odio o el rencor.
Santificado sea tu nombre
y el nombre de todos aquellos que aman la paz,
que calladamente trabajan por la paz,
que son constructores de paz
haciendo nuestro mundo más santo y habitable.
Venga a nosotros tu Reino
que es un reino de justicia para todos,
cuyo fruto es la paz.
Hágase tu voluntad de paz
en la tierra a todas las personas de bien
y paz en el corazón a todas las personas dé mal.
Danos hoy --y siempre-- nuestro pan de cada día,
y fuerza para ganarlo y salud para disfrutarlo
y fe para compartirlo en paz, con paz.
Perdona nuestras ofensas para que nos sintamos perdonados
y aprendamos a perdonar,
y perdonemos nosotros también
contagiando la paz de nuestro corazón
a un mundo cada vez más lleno de amor.
No nos dejes caer en la tentación de imponer nuestra paz
o de desesperar ante el lento crecimiento de la semilla de la paz.
Y líbranos del mal de un corazón sin paz. Amén. Shalóm. Paz
Para que conozcan un poco la trascendencia de este acto, transcribo la historia de este gesto y cómo la luz que hoy tenemos en el local de Los Afligidos (C/ José Benlliure, 92) proviene ni más ni menos que del mismo pesebre en el que la Virgen Maria alumbró a quien más tarde, con su Muerte en la Cruz y posterior Resurrección, nos dio la posibilidad de tener una Vida Eterna y Plena.
La campaña de la Luz de la Paz de Belén la organizaba originalmente la televisión pública austriaca, formaba parte de un gran programa benéfico denominado “Luz en la Oscuridad”, dedicado a niños y niñas necesitados en Austria y en el extranjero.
Desde 1990, ha habido un gran acuerdo de cooperación entre los Scouts y las Guías en muchos países, lo que ha permitido que la luz viaje por Europa y América.Cada año, un niño del norte de Austria recoge la luz de la gruta donde Jesús nació y la lleva a Europa desde donde se distribuye, en una ceremonia ecuménica en Viena, semanas antes de Navidad.
Delegaciones scouts de toda Europa asisten a la celebración para llevar la Luz a su país, con un mensaje de Paz. Una vez en casa, llevan a cabo una ceremonia donde Scouts y Guías pueden recogerla y llevarla a otras iglesias, casas particulares, hospitales, residencias de ancianos, prisiones, lugares públicos y de importancia cultural y política o a cualquier lugar dónde se aprecie su significado.
El Movimiento Scout Católico participa en este proyecto desde 1999 con el propósito de llevar la “Luz de Paz” y el mensaje de la Navidad a tantas personas como sea posible, y el de animar a los Scouts y Guías, como miembros de un movimiento internacional, a participar activamente en el trabajo por la paz, independientemente de sus opiniones o condiciones culturales, étnicas, políticas o religiosas.
Para ello, cada año, una delegación de una asociación de Scouts MSC se encarga de representar al movimiento en la ceremonia internacional de entrega de la luz en Viena y llevarla al día siguiente hasta el lugar elegido por Scouts MSC, donde en una celebración se reparte entre las asociaciones scouts asistentes y todos los presentes.

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