miércoles, 29 de abril de 2009

RELATOS DE JOSE ANGEL: EL VIA CRUCIS DE JERICA

Un Via Crucis de sólo cuatro estaciones ¿ Y las otras estaciones del Camino de la Cruz de Jérica (Castellón)?.
(Desde El Cañamelar, José Ángel Crespo Flor).-
En una de nuestras visitas a Jérica quisimos escalar hasta la Ermita del Calvario. Por supuesto, abandonada y desvencijada. De todas formas nos sorprendió estas cuatro primeras estaciones por su belleza y colorido. Nos dijimos ...vamos a ver donde están las siguientes. ¡Todo, en vano!. Es un Vía Crucis de sólo cuatro estaciones o lo que es lo mismo, nada más lejos de lo que fue la realidad, esas catorce estaciones - para algunos quince - si contamos La Resurrección y en las que se pormenoriza la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo. Y yo me pregunto ¿costaría tanto al alcalde poner o disponer las otras. Solo quedan diez. Yo mismo pagaría una. Y así otras familias jericanas.
Arreglar el resto de estaciones debe ser una de las prioridades del Ayuntamiento porque eso también forma parte del patrimonio de la población y luego, la parroquia de Santa Águeda o la Iglesia de la Sangre el Viernes Santo podría hacer un Via Crucis público, entre otras cosas porque la belleza del pasaje se lo merece. Jérica sería otra Jérica y ese camino del Calvario que hoy apenas sí se usa serviría para pasear, contemplar desde lejos la esbeltez de su famosa Torre Mudejar, todo un patrimonio de esta población, y lo más importante, para hacer el Via Crucis y rememorar el calvario - nunca mejor la palabra - que tuvo que sufrir Jesucristo antes de morir y morir de muerte en cruz.

Lo dejo a la consideración de quien sea. Lo nuestro, lo que corresponde, es intentar que el Vía Crucis de Jérica vuelva a resplandecer y sea ese lugar de esparcimiento, de cultura y sobre todo, religioso que, estamos seguros, lo fue en antaño. No es nuestro cometido denunciar hechos sino publicitar todo aquello que sirva para dar mayor belleza a un entorno que ya lo quisieran muchas poblaciones. Y Jérica, por supuesto, merece que cada vez esté más bonita. Y ese paseo por el Calvario, contemplando y pensando las catorce estaciones sería un ejercicio físico y religioso de primera magnitud siempre y cuando claro, estuvieran las catorce estaciones y no solo cuatro.

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