miércoles, 29 de octubre de 2008

RELATOS DE JOSE ANGEL: REFLEXIONES SOBRE EL SANTO ROSARIO

RELATOS DE JOSÉ ÁNGEL CRESPO FLOR DESDE EL CAÑAMELAR EN OCTUBRE, MES QUE LA IGLESIA DEDICA AL REZO Y CONTEMPLACIÓN DEL SANTO ROSARIO
Vamos a intentar ofrecer algunas cartas pastorales de nuestros obispos para que vean la importancia, real y actual, que tiene el rezo del santo Rosario. Aunque en algunas parroquias se intente 'ningunear' la única realidad es que muchos de nuestros obispos, siempre que llega septiembre, ofrecen a sus parroquianos unas pautas o cartas pastorales para eso, para que los fieles de sus respectivas diócesis hagan suya esta practica de piedad y no solo eso, sino que a través de la contemplación de sus misterios se acerquen a la vida misma de Jesús y su Madre. Y del Santo Rosario se sabe mucho en Lourdes, un lugar 'tocado por la Inmaculada' y en el que esta práctica se convierte en eso, en una práctica que se puede escuchar en cualquier día y en todas las horas. Pero nos les entretengo más y les dejo con la carta que el obispo de Jaen, mons. D. Ramón del Hoyo dirigió a sus fieles diocesanos con ocasión de la llegada de este mes de octubre de 2008 que estamos finalizando. Si la leen, la meditan y la hacen suya, habrá merecido la pena este trabajo de recopilación.

LA CARTA DE D. RAMÓN DEL HOYO LÓPEZ
Queridos hermanos y hermanas: "La Sagrada liturgia de nuestra querida Madre la Iglesia destaca la figura de María Santísima a lo largo del recorrido de todo el año. El pueblo fiel se encomienda y ensalza su figura con cualquier motivo y ocasión en fiestas y romerías, pero han calado muy hondo, como meses especialmente marianos, Mayo, con sus Flores, y Octubre, con el Santo Rosario. Se trata de una rica herencia espiritual que muchos hemos recibido desde niños y que no podemos permitir se pierda sin trasladarla a las nuevas generaciones de cristianos. El Rosario será siempre una oración sobria y profunda que robustece el espíritu y nos pone en sintonía con los misterios principales de la vida del Señor.
En la Exhortación Apostólica Rosarium Virginis Mariae, el Papa Juan Pablo II afirmaba: “Recitar el Rosario es en realidad contemplar con María el rostro de Cristo en compañía y a ejemplo de su Santísima Madre.” (n. 3). El rezo del Santo Rosario es, por tanto, mucho más que una repetición de una serie de avemarías y misterios. No es contemplar y acompañar solamente a nuestra Madre la Virgen, sino con ella y como Ella contemplar y acompañar a Jesucristo, su Hijo. Son los misterios de Cristo recorridos con María, nuestra Madre. El recordado y querido Pontífice, “todo de María”, recomendaba en la misma Exhortación, para alcanzar mayores frutos del rezo del Santo Rosario, leer algún texto del Nuevo Testamento, al comienzo de cada uno de los misterios, relacionado con la escena contemplada. No es el rosario una oración rápida y precipitada, sino rezo pausado, reposado y contemplativo. Las lecturas señaladas ayudan a lograrlo. La presente carta tiene como fin único invitar y animar a toda la Comunidad diocesana a unirnos, de la mano de nuestra Madre, en profunda comunión con el Señor. “Subir a la estancia superior… y perseverar en la oración con un mismo espíritu.” (Hch 1, 13-14).
Que esta oración en común, desde tan diversos rincones y situaciones personales, ayude a todos los diocesanos, por la fuerza del Espíritu Santo, a introducirnos aún más en el conocimiento de Cristo, por Él en el misterio Trinitario, y desde Él en nuestro amor fraterno. Tenemos para preocuparnos y pedir juntos muchas tareas comunes. Bien po-dríamos orar y encomendar en cada misterio: El próximo Sínodo de Obispos que se celebrará en Roma durante el mes de octubre; por las vocaciones sacerdotales y de especial consagración; por los enfermos, ancianos y moribundos; por los que carecen de recursos económicos; por quienes no disponen de trabajo y de hogar; por la fidelidad de los esposos y su compromiso de educar a sus hijos en la fe; por las familias en dificultades; por los niños y jóvenes para que acertemos a presentarles el Evangelio de Jesucristo; por la paz del mundo y para que cese el terrorismo… ¡Una Iglesia que ora junto con María es una Iglesia viva y en camino!
Con el Rosario en nuestras manos y unidos en comunión con toda la Iglesia, desgranemos cada día esas cincuenta rosas llenas de fragancia y amor. Que María nos muestre el Santo Rostro de Cristo".

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