miércoles, 5 de marzo de 2014

LA COLUMNA DE JOVIHA EN EOS:LAS ARMAS DE LA SEMANA SANTA I

 
José Vilaseca Haro es un escritor, hijo del que fuera Secretario General de nuestra Junta Mayor, Pepe Vilaseca Pizá.-JOVIPI.Cuyo galardón en su recuerdo torgamos cada tres años a personas o entidades que difundan nuestra Semana Santa Marinera.
La obra creativa de JOVIHA comenzó en 1998.A lo largo de los años, ha participado en diversos certámenes literarios locales, hasta que, decantado definitivamente por la novela, en 2007 presentó su obra Llamadme Monstruo al Premio Planeta. Probó suerte de nuevo con la obra Padre Muerte, en la edición de 2008 , que finalmente publicaría en 2009, y en la última edición de dicho certamen participó con Los últimos días.En 2011, quedó finalista del VII Certamen de Novela Histórica "Ciudad de Valeria", con su novela Gladius Hispaniensis. En 2012 se alzó con el VIII Certamen de Novela Histórica "Ciudad de Valeria" con su novela Sidi: Mi señor, ambientada al final de la Primera Cruzada.
El pasado año fue el encargado de realizar el “introito” en el Sopar de la Creu Marinera, y ahora va a compartir con los lectores de este blog una serie de artículos sobre LAS ARMAS de nuestra Semana Santa. Aquí teneis el primero.
FOTOS VARIOS AUTORES

LAS ARMAS DE LA SEMANA SANTA I
Por José Vilaseca Haro
Escritor

Quizá para el visitante ocasional, las armas que portan muchas de las Hermandades, Cofradías y Corporaciones Armadas de nuestra Semana Santa Marinera simplemente formen parte de la indumentaria de cada una de ellas. Para mí, como coleccionista (a pequeña escala), y apasionado de la Historia bélica, signifiquen algo más que un complemento, y sean precisamente parte de esa Historia, religiosa y laica, que camina pareja al devenir de nuestra Fiesta.

Por eso, me gustaría compartir con vosotros en EOS algunos detalles particulares de esas armas. Hoy, comenzaremos con las armas de los soldados romanos que custodiaban al Emperador, es decir, los Pretorianos.
 
Bien es sabido que la Legión Romana fue una de las fuerzas de combate más efectivas de la Antigüedad. Y que, dentro de ella, la Guardia Pretoriana estaba formada por la élite entre los legionarios, por aquellos particularmente diestos; sus privilegios eran diversos y, entre otros, suponían salario doble.

Creada por César Augusto (aunque su nombre proviene de la época de Escipión Emiliano, debido a que acampaban cerca del Pretorio), poco antes del nacimiento de Nuestro Señor, todavía se discute acerca del color de sus vestimentas. Aunque nuestros Pretorianos lucen una túnica y una capa de brillante color rojo:

y en las películas de Hollywood los hemos visto vestir el negro (como en "Gladiator" de Ridley Scott): 
 
en realidad lo más probable es que, como la mayoría de los legionarios, emplearan una túnica BLANCA y que las capas rojas o púrpura estuvieran reservadas para los mandos (por cierto, las túnicas se blanqueaban con orina).

Pero volvamos a las armas. La espada que portaban los Pretorianos, como toda la Legión, era el gladius o gladio. Se trataba de una espada corta con una afiladísima punta, que procedía de las armas celtíberas que empleaban los hispanos a las órdenes de Aníbal (por eso, esta espada también es conocida como gladius hispaniensis).

 
Se trataba de un arma magnífica y tremendamente efectiva que necesitaba de muy poca esgrima. El soldado la solía llevar en combate a la altura del costado, paralela al suelo, y solo debía lanzarla hacia delante para apuñalar a su enemigo en la femoral, en los testículos, en el estómago, bajo el plexo solar... Sin artificios, sin florituras. Directo y efectivo, mucho más ligera que la espada larga de los germanos.

Esta forma de combatir, evolucionada de la falange griega, se debe a la protección que proporcionaba el escudo o scutum. En el caso de nuestros Pretorianos, el escudo que portan habitualmente es más pequeño y evoca a la guardia de honor a caballo (que no podía portar el enorme escudo de la infantería a pie), como podemos ver en las imágenes.


En el caso de la Legión, los pretorianos a pie empleaban un escudo grande y curvado, que cubría buena parte del torso y las piernas del soldado, y que, en las filas apretadas, formaba una suerte de "coraza común" para las primeras filas, dejando el espacio justo y necesario, escudo contra escudo, para que pudieran lanzar estocadas con el gladius.

Espero que este bocadito de historia "semanasantera", haya sido de vuestro agrado.

Un abrazo

JOSÉ VILASECA HARO

No hay comentarios:

Publicar un comentario