lunes, 13 de abril de 2009

ANTONIO DIAZ TORTAJADA EN EL PUERTO DE VALENCIA: "ACOGE NUESTRAS ORACIONES POR TODOS LOS DIFUNTOS ELLOS FUERON LLEVADOS AL PAIS DE LA VIDA"

PLEGARIA POR LOS DIFUNTOS PRONUNCIADA EN EL PUERTO DE VALENCIA EN LA MAÑANA DE PASCUA DE RESURRECCION ANTE LA IMAGEN DE JESUS DE MEDINACELI . FOTOS PACO CELDRÁN

Por Antonio DÍAZ TORTAJADA
Sacerdote-Periodista
PARROCO DE SANTA MARIA DEL MAR

Señor:
A quién los cielos, la tierra y los hombres vieron llorar en días tristes.
Tú, Señor,
que has llorado a impulsos
del más tierno de los cariños
sobre el sepulcro de un amigo predilecto;
Tú, Señor, que te compadeciste del luto
de un hogar deshecho
compadécete también de nuestras lágrimas
y acoge nuestras oraciones
por todos los difuntos
Ellos fueron llevados al país de la vida.

Su morada, desde ahora,
es el descanso eterno
y su vestido, la luz.
Para siempre.
Señor y Dios nuestro,
Señor de la historia y de la eternidad,
dueño del ayer y del mañana,
en tus manos están las llaves de la vida y la muerte.
Tu los llevaste contigo a la morada santa,
y nosotros cerramos nuestros ojos,
bajamos la frente y simplemente te decimos:
Esta bien, Señor.
Silencio y paz.
Se acabó el combate para ellos.
Ya no habrá para ellos dolores,
ni llanto, ni sobresaltos.
El sol brillará por siempre sobre sus frentes,
y una paz intangible asegurará definitivamente sus fronteras.
Señor de la vida y dueño de nuestros destinos,
en tus manos depositamos silenciosamente
estos seres entrañables que se nos fueron:
Aquellos seres no deseados
que fueron asesinados en el vientre materno;
aquellos que murieron por falta de alimentos
o en la travesía por mar buscando un mundo mejor;
aquellos que murieron en el campo del trabajo
--en los campos, en las fabricas, en los talleres--;
aquellos que murieron
tras una larga y dolorosa enfermedad;
aquellos que cayeron victimas de una guerra,
o en el caliente asfalto de la carretera;
aquellos que tras una larga vida
y agotadas sus fuerzas dijeron:
“Hágase en mi tu voluntad”…
Todos, conocidos y desconocidos,
ponemos, Señor, en tus manos.
Que un día cuando tu vuelvas de nuevo
en los cielos nuevos y la tierra nueva
nos encontremos todos como una familia nueva
Señor:
Como tributo te ofrecemos por sus almas,
Nuestras plegarias
purifícales en tu sangre preciosa y llévalos cuanto antes a gozar de tu infinito amor.
Amén. Aleluya.

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