domingo, 11 de noviembre de 2012

LA COLUMNA DE ANTONIO DIAZ TORTAJADA EN EOS.CARTA A UN COFRADE:ANTE LA CRISIS, SOLIDARIDAD


FOTOS MANOLO GUALLART

ANTE LA CRISIS, SOLIDARIDAD
Por Antonio DÍAZ TORTAJADA
Sacerdote-periodista

Querido cofrade:


La crisis ha traído múltiples recortes por parte del gobierno. Pero las personas y las familias están teniendo que hacer recortes complementarios. De nuevo muchos han tenido que prescindir de lo superfluo y de lo conveniente para poder tener lo necesario para vivir. Algunos es lo que han hecho toda la vida: intentar poder vivir día a día. Hoy día no lo logran si no es con la ayuda de los demás. El peligro es que los que tenemos sigamos pensando que estamos obligados a dar de lo que nos sobra. Jesús y los Padres de la Iglesia nos recuerdan que es necesario ayudar al necesitado incluso con aquello que consideramos necesario para nosotros.
Gracias a Dios siempre habrá personas como la viuda del tiempo de Elías dispuestas a dar lo que tienen para vivir(1 Re 17,10-16). En tiempo de una gran sequía, las cosechas son escasas y la gente se olvida de los pobres.  En medio de su miseria, la viuda se fía de la palabra del profeta que le promete el sustento necesario, a condición de que primero le dé de comer a él. Así lo hace y el milagro ocurre. Cuando uno es capaz de jugarse el tipo por Dios y por sus mensajeros, Dios no te deja en la estacada.

No hay que extrañarse que Jesús, que tan cercano estuvo a los pobres, eligiera la figura de la viuda como ejemplo de la práctica del bien, en particular de la limosna. El ejemplo es tanto más provocativo pues lo que uno se esperaba es que la viuda aparezca como una persona a la que hay que ayudar, mientras que aquí es ella la que socorre. Su conducta aparece en contraste con la de los maestros de la Ley, que primero devoran los bienes de las viudas con pretexto de largos rezos y luego van a echar sus dineros al cepillo del templo (Mc 12,38-44).
La religión del letrado, su limosna, es algo puramentedecorativo, de cara a la galería. Algo parecido nos ocurre a nosotros a juzgar por lo que se ha dicho en el Sínodo de la transmisión de la fe. La fe y la vida en muchos que se consideran cristianos están separadas. La fe no toca lo profundo del ser humano, allí donde uno toma las grandes decisiones en las que nos va la vida. Es el peligro de una religión burguesa, que consuela en los momentos de aflicción, o ayuda a dar un sentido a la vida, o crea un sentimiento de pertenecer a una comunidad. En realidad esa religión decorativa y sentimental no transforma la vida ni transforma la realidad de nuestro inmundo injusto.  En ningún momento arriesgamos la propia vida en servicio de Dios y de los demás.
Eso fue precisamente lo que hizo la viuda del evangelio al dar su limosna. Dio todo lo que tenía para vivir, dio su vida a favor de los demás. Es el bello gesto que anticipa la entrega de Jesús por la salvación de los hombres. En la acción de la viuda va toda su persona que supera infinitamente el don en el que se expresa.
Hoy es la fiesta de San Martín de Tours. Su figura a caballo dando la mitad de su manto a un pobre que tiritaba de frío en el invierno nos es de sobra conocida. En aquel momento de su vida, Martín era un soldado y se estaba preparando para recibir el bautismo. Por la noche vio en sueños que el pobre al que había vestido era el mismo Cristo. Sólo con una solidaridad y un compartir generosos nuestro mundo tendrá futuro. La eucaristía fue celebrada siempre en un contexto de compartir los bienes con los pobres. No nos olvidemos de ellos pues forman parte del cuerpo de Cristo.
Cordialmente,


Antonio Díaz Tortajada

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