
Áloe (S. Juan 19: 39)
Anís (S. Mateo 23: 23)
Junco (Éxodo 2: 3)
Alcanfor (Cantar de los Cantares 1:14)
Casia (Éxodo 30: 24)
Cizaña (Job 31: 40)
Cilantro (Éxodo 16: 31)
Comino (Isaías 28: 26)
Gladiolo (Éxodo 2: 3, 5)
Lino ( S. Lucas 23: 52)
Incienso (S. Mateo 2: 11)
Hisopo ( I de Reyes 14: 33)
Lirio (S. Lucas 12: 27)
Mandrágora (Génesis 30: 14)
Menta (S. Lucas 11: 42)
Mostaza (S. Mateo 13: 31)
Mirra (Génesis 37: 25)
Ortiga (Job 30: 7)
Uña Olorosa (Éxodo 30: 34)
Granado ( I Samuel 14: 2)
Rosa (Isaías 35: 1)
Ruda (S. Lucas 11: 42)
Azafrán (Cantar de los Cantares 4: 14)
Nardo (S. Marcos 14: 3)
Cardo ( II de Reyes 14: 9)
Y como final no quiero terminar este comentario sin hacer mía la canción tantas veces cantada en mi infancia y que ahora prácticamente o no se canta o se canta en muy pocas Iglesias. Y si lo hago es para que la letra no se pierda y para intentar que, al menos en mayo, esta canción siga cantándose en las parroquias, en honor a la Virgen María, como se hacia en antaño. Es, permítasenos la licencia, una forma muy bonita de concluir hoy el mes de las flores, el mes de Mayo, el mes que la Iglesia dedica a la Virgen María.
Venid y vamos todos con flores a porfía
con flores a María
que Madre nuestra es.
De nuevo aquí nos tienes purísima doncella
más que la luna bella postrados a tus pies.
A ofrecerte venimos flores del bajo suelo
con cuánto amor y anhelo Señora Tú lo ves.
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