miércoles, 24 de septiembre de 2014

PALABRAS DE JOSE LUIS BARRERA DE DESPEDIDA EN LOS ANGELES Y DE BIENVENIDA EN SAN ANTONIO DE PADUA

FOTOS RAFA MONTESINOS Y ARCHIVO

El reverendo José Luis Barrera Calahorro el pasado 15 de septiembre se despidió de la feligresía de Nuestra Señora de los Angeles y el pasado domingo 21 tomó posesesión de su nueva parroquia de San Antonio de Padua, también en Valencia y estas fueron sus palabras.

EN LOS ANGELES: “ADIÓS, PUES, QUERIDOS AMIGOS…”

“… A veces, despedirse es más bien dar gracias porque detrás de ti has dejado a un montón de gente que te ha ayudado tanto y te ha querido…

Yo hoy me despido como vuestro cura párroco. Durante más de doce años he estado viviendo con vosotros y compartiendo vuestras penas y vuestras alegrías. El único modo de hacer consciente esto que os digo, es agradeciéndoos a todos el mucho bien que me habéis hecho.

No puedo ser exhaustivo, y sin duda me voy a olvidar de tanta gente…

Yo agradezco a todos los niños que he bautizado, a los que después he ido dando la Primera Comunión, a sus padres y familiares, por la alegría de compartir esos días tan hermosos.

Yo agradezco a las parejas de novios que he preparado y a los que he casado, incluso a los mayores a los que he celebrado sus bodas de plata u oro por esa ilusión compartida, ese amor que han celebrado

También, por qué no, agradecer a las familias que yo he acompañado en la celebración del entierro de sus familiares, por la esperanza en el futuro de la vida eterna que he compartido con ellos.

Agradezco también a tantos y tantas personas que a lo largo de estos años me han dicho una palabra de cariño, de aliento de esperanza, que han comentado que mis palabras en los sermones les han llegado al corazón. En fin, a todos a los que yo, con  la fuerza de Dios, les  he  podido ayudar a estar cerca de él.

Agradezco a todas las asociaciones, grupos, cofradías- incluso de fuera de la parroquia: junta mayor, etcétera, el camino que he hecho con ellas para seguir adelante, para encontrarnos todos con el buen Jesús.

Agradezco también a tantos y tantos miembros de la parroquia que con su esfuerzo concreto, me han ayudado a la gestión de ésta: limpieza del templo, encargados del despacho parroquial, del archivo, del mantenimiento de la parroquia, de tantos anónimos colaboradores.

Agradezco, cómo no, y muy grandemente a los sacerdotes del Arciprestazgo así como también a los que como coadjutores o adscritos que han tenido también una responsabilidad en esta parroquia: Paco Domenech, Salvador Pastor,  Francisco Juliá, el padre Domenech, Honori Pascual, y a los seminaristas.

Y finalmente agradezco muy en especial la ayuda y colaboración de dos personas, ambas seglares, que han hecho posible en muchos momentos la realización de las actividades de muchos actos de esta parroquia.


En primer lugar, he de agradecer a Miguel Prima los esfuerzos que desde hace muchísimos años ha dedicado a esta parroquia. Todavía ahora, ya retirado por los achaques de la edad, sigue ayudándonos y preocupándose por esta porción del pueblo de Dios es la parroquia de Los Ángeles. ¡Todos le debemos tanto!


Y por último a nuestro querido sacristán Enrique: pieza indispensable para que funcione el engranaje cotidiano y también extraordinario de la parroquia de Los Ángeles en su culto diario y especial en los tiempos fuertes de la Navidad, de la Semana Santa. Mi despedida de LosÁngeles es un reconocimiento sumamente agradecido a estas dos personas.

Y ahora me voy;  pero no es a un viaje muy largo. Estoy muy cerca de vosotros en el corazón y en la distancia. No me voy a Finlandia ni a Manila, sino a la calle San Jacinto de Valencia, a la parroquia de San Antonio de Padua. Allí tenéis otra nueva parroquia que es la vuestra. Y  allí me tendréis: un amigo y un  sacerdote a vuestra disposición.


Adiós, pues, queridos amigos. Os voy a echar de menos, ahora empiezo una  nueva etapa más tranquila en mi vida. Habrá algunos días, la fiesta de la Virgen de los Ángeles, el día del Cristo, como no, la Semana  Santa, en que os extrañaré mucho. Pero hemos de permanecer juntos y con el corazón fuerte  y bien alto. Arriba los corazones .

Gracias a todos, muchas gracias.”
 
EN SAN ANTONIO DE PADUA: “AQUÍ ESTOY”

¡Hola a todos!
Agradecido y emocionado ante esta ceremonia de recibimiento por parte de ésta, para mí, ya entrañable Parroquia, quiero que estas palabras, además de breves, lleguen a todos los que estáis aquí presentes, soportando calores e incomodidades y también a los que o bien me han llamado telefónicamente o mandando algún wasshap, me han comunicado que pese a su intención de venir no les ha sido posible estar aquí presentes.

Con nostalgia y pena dejo atrás una parroquia también muy entrañable, y que creo que es bastante diferente de ésta. Hace un año más o menos yo me dije: José Luis, es hora de levantar el vuelo, es hora de comenzar nuevas tareas pastorales! No sé si fue la cercana, imprevista y sorprendente dimisión del papa Benedicto XVI, pero a mí me hizo pensar que hay que seguir adelante y que si tienes ilusión, seguir adelante con cosas nuevas.

Así que aquí estoy: seguramente echaré muchas cosas de menos de otras parroquias donde he estado: en La Yesa y Apuente y Abejuela donde comencé como párroco, después como vicario en la cercana San Miguel y San Sebastián, luego, durante mucho tiempo, en la parroquia María Madre de la Iglesia en Marxalenes y por último, en la parroquia de Nuestra Señora de Los Ángeles del Cabañal, durante 12 años.

Y ahora, pues, en la parroquia de San Antonio de Padua, aquí estoy. No sé a qué hora me ha llamado el Señor para trabajar en su viña del Señor: sé que tendré el jornal justo y merecido. Y para ser digno discípulo de Jesús de Nazaret el hijo de Dios, no echaré la mirada atrás sino que araré el campo del Señor mirando hacia adelante. Así voy a caminar con vosotros, querida comunidad parroquial, para seguir los pasos de Jesús.

Un camino a recorrer, que vosotros y yo tenemos que andar, que inventar. El evangelio de Jesús siempre será una novedad, y aunque nos cerquen muchas veces la comodidad y la rutina, nunca hemos de dejar de navegar con el  "piloto automático encendido", si no probar caminos nuevos, modos diferentes, y distintas maneras de vivir nosotros el Evangelio de Jesucristo.

Así pues, agradezco enormemente a todos los que me habéis acompañado: Señor Vicario Episcopal, señor Arcipreste, curas de las parroquias vecinas, compañeros de curso, sacerdotes amigos.

Saludo igualmente la párroco de la Parroquia ortodoxa de San Jorge mártir y al Pastor Evangleista, mi amigo Lucaino, de la Capilla de El Salvador de El Cabanyal, aquí presente.
Y en especial a mi Vicario don Paco Vañó, y también a Basil que me han suplido en estos días, llamados de interregno.

Gracias a mis familiares y a todos vosotros amigos y amigas que una vez más demostráis vuestro cariño y amistad. A todos os pido que recéis por mí para que acierte en mi actividad pastoral y os pido que alguna vez que otra os acerquéis a verme. Aquí tenéis vuestra casa, aquí tenéis siempre un amigo.
 
Agradezco al Consejo Pastoral Parroquial todos los esfuerzos que han realizado por preparar este comienzo de mi vida parroquial y también, cómo no, los emplazo: a la legión de María, a los catequistas de primera comunión y poscomunión, a los miembros del equipo de Caritas parroquial o de la Cofradía de la Virgen de los Desamparados,  del Coro parroquial,  a los responsables de la Pastoral de matrimonios,  a los que se encargan de la economía de la parroquia, a los miembros de la acción católica general, a los que se encargan de los asuntos jurídicos, a los que cuidan del decoro y limpieza del templo, y a otros muchos que colaboran para que esta Parroquia sea lugar de encuentro, mesa familiar, espacio de convivencia. Todo alrededor de Jesús el Señor.

San Antonio de Padua sea nuestro intercesor. Y la Mare de Deu, que desde atrás del templo nos mira con dulce amor de Madre, nos ampare a todos

(Ahora después, tomaremos un pequeño refresco en el  Salón  de actos).


¡Gracias, muchas gracias!”

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