
FOTOS RAFA MONTESINOS Y ARCHIVO
El reverendo José Luis Barrera Calahorro el pasado 15 de septiembre se despidió de la feligresía de Nuestra Señora de los Angeles y el pasado domingo 21 tomó posesesión de su nueva parroquia de San Antonio de Padua, también en Valencia y estas fueron sus palabras.
EN LOS ANGELES: “ADIÓS, PUES, QUERIDOS AMIGOS…”
“… A veces, despedirse es más bien dar gracias porque detrás de ti has dejado a un montón de gente que te ha ayudado tanto y te ha querido…
Yo
hoy me despido como vuestro cura párroco. Durante más de doce años he estado
viviendo con vosotros y compartiendo vuestras penas y vuestras alegrías. El único
modo de hacer consciente esto que os digo, es agradeciéndoos a todos el mucho
bien que me habéis hecho.
No
puedo ser exhaustivo, y sin duda me voy a olvidar de tanta gente…
Yo
agradezco a todos los niños que he bautizado, a los que después he ido dando la Primera Comunión ,
a sus padres y familiares, por la alegría de compartir esos días tan hermosos.
Yo
agradezco a las parejas de novios que he preparado y a los que he casado,
incluso a los mayores a los que he celebrado sus bodas de plata u oro por esa
ilusión compartida, ese amor que han celebrado
También,
por qué no, agradecer a las familias que yo he acompañado en la
celebración del entierro de sus familiares, por la esperanza en el futuro de la
vida eterna que he compartido con ellos.
Agradezco
también a tantos y tantas personas que a lo largo de estos años me han dicho
una palabra de cariño, de aliento de esperanza, que han comentado que mis
palabras en los sermones les han llegado al corazón. En fin, a todos a los que
yo, con la fuerza de Dios, les he podido ayudar a estar cerca
de él.
Agradezco
a todas las asociaciones, grupos, cofradías- incluso de fuera de la parroquia:
junta mayor, etcétera, el camino que he hecho con ellas para seguir adelante,
para encontrarnos todos con el buen Jesús.
Agradezco
también a tantos y tantos miembros de la parroquia que con su esfuerzo
concreto, me han ayudado a la gestión de ésta: limpieza del templo,
encargados del despacho parroquial, del archivo, del mantenimiento de la
parroquia, de tantos anónimos colaboradores.
Agradezco,
cómo no, y muy grandemente a los sacerdotes del Arciprestazgo así como
también a los que como coadjutores o adscritos que han tenido también una
responsabilidad en esta parroquia: Paco Domenech, Salvador Pastor,
Francisco Juliá, el padre Domenech, Honori Pascual, y a los seminaristas.
Y
finalmente agradezco muy en especial la ayuda y colaboración de dos personas,
ambas seglares, que han hecho posible en muchos momentos la realización de las
actividades de muchos actos de esta parroquia.

En
primer lugar, he de agradecer a Miguel Prima los esfuerzos que desde hace
muchísimos años ha dedicado a esta parroquia. Todavía ahora, ya retirado por
los achaques de la edad, sigue ayudándonos y preocupándose por esta porción del
pueblo de Dios es la parroquia de Los Ángeles. ¡Todos le debemos tanto!

Y
por último a nuestro querido sacristán Enrique: pieza indispensable para
que funcione el engranaje cotidiano y también extraordinario de la parroquia de
Los Ángeles en su culto diario y especial en los tiempos fuertes de la Navidad , de la Semana Santa. Mi
despedida de LosÁngeles es un reconocimiento sumamente agradecido a estas dos
personas.
Y
ahora me voy; pero no es a un viaje muy largo. Estoy muy cerca de
vosotros en el corazón y en la distancia. No me voy a Finlandia ni
a Manila, sino a la calle San Jacinto de Valencia, a la parroquia de San
Antonio de Padua. Allí tenéis otra nueva parroquia que es la vuestra.
Y allí me tendréis: un amigo y un sacerdote a vuestra
disposición.

Adiós,
pues, queridos amigos. Os voy a echar de menos, ahora empiezo una nueva
etapa más tranquila en mi vida. Habrá algunos días, la fiesta de la Virgen de los Ángeles,
el día del Cristo, como no, la
Semana Santa, en que os extrañaré mucho. Pero
hemos de permanecer juntos y con el corazón fuerte y bien alto. Arriba
los corazones .
Gracias
a todos, muchas gracias.”

EN
SAN ANTONIO DE PADUA: “AQUÍ ESTOY”
¡Hola
a todos!
Agradecido
y emocionado ante esta ceremonia de recibimiento por parte de ésta, para mí, ya
entrañable Parroquia, quiero que estas palabras, además de breves, lleguen a
todos los que estáis aquí presentes, soportando calores e incomodidades y
también a los que o bien me han llamado telefónicamente o mandando algún
wasshap, me han comunicado que pese a su intención de venir no les ha sido
posible estar aquí presentes.
Con
nostalgia y pena dejo atrás una parroquia también muy entrañable, y que creo
que es bastante diferente de ésta. Hace un año más o menos yo me dije: José
Luis, es hora de levantar el vuelo, es hora de comenzar nuevas tareas
pastorales! No sé si fue la cercana, imprevista y sorprendente dimisión del
papa Benedicto XVI, pero a mí me hizo pensar que hay que seguir adelante y que
si tienes ilusión, seguir adelante con cosas nuevas.
Así
que aquí estoy: seguramente echaré muchas cosas de menos de otras parroquias
donde he estado: en La Yesa
y Apuente y Abejuela donde comencé como párroco, después como vicario en la
cercana San Miguel y San Sebastián, luego, durante mucho tiempo, en la parroquia
María Madre de la Iglesia
en Marxalenes y por último, en la parroquia de Nuestra Señora de Los Ángeles
del Cabañal, durante 12 años.
Y
ahora, pues, en la parroquia de San Antonio de Padua, aquí estoy. No sé a qué
hora me ha llamado el Señor para trabajar en su viña del Señor: sé que tendré
el jornal justo y merecido. Y para ser digno discípulo de Jesús de Nazaret el
hijo de Dios, no echaré la mirada atrás sino que araré el campo del Señor
mirando hacia adelante. Así voy a caminar con vosotros, querida comunidad
parroquial, para seguir los pasos de Jesús.
Un
camino a recorrer, que vosotros y yo tenemos que andar, que inventar. El
evangelio de Jesús siempre será una novedad, y aunque nos cerquen muchas veces
la comodidad y la rutina, nunca hemos de dejar de navegar con el
"piloto automático encendido", si no probar caminos nuevos, modos
diferentes, y distintas maneras de vivir nosotros el Evangelio de Jesucristo.
Así
pues, agradezco enormemente a todos los que me habéis acompañado: Señor Vicario
Episcopal, señor Arcipreste, curas de las parroquias vecinas, compañeros de
curso, sacerdotes amigos.
Saludo
igualmente la párroco de la
Parroquia ortodoxa de San Jorge mártir y al Pastor
Evangleista, mi amigo Lucaino, de la
Capilla de El Salvador de El Cabanyal, aquí presente.
Y
en especial a mi Vicario don Paco Vañó, y también a Basil que me han suplido en
estos días, llamados de interregno.
Gracias
a mis familiares y a todos vosotros amigos y amigas que una vez más demostráis
vuestro cariño y amistad. A todos os pido que recéis por mí para que acierte en
mi actividad pastoral y os pido que alguna vez que otra os acerquéis a verme.
Aquí tenéis vuestra casa, aquí tenéis siempre un amigo.

Agradezco
al Consejo Pastoral Parroquial todos los esfuerzos que han realizado por
preparar este comienzo de mi vida parroquial y también, cómo no, los emplazo: a
la legión de María, a los catequistas de primera comunión y poscomunión, a los
miembros del equipo de Caritas parroquial o de la Cofradía de la Virgen de los
Desamparados, del Coro parroquial, a los responsables de la Pastoral de
matrimonios, a los que se encargan de la economía de la parroquia, a los
miembros de la acción católica general, a los que se encargan de los asuntos
jurídicos, a los que cuidan del decoro y limpieza del templo, y a otros muchos
que colaboran para que esta Parroquia sea lugar de encuentro, mesa familiar,
espacio de convivencia. Todo alrededor de Jesús el Señor.
San
Antonio de Padua sea nuestro intercesor. Y la Mare de Deu, que desde atrás del templo nos mira
con dulce amor de Madre, nos ampare a todos
(Ahora
después, tomaremos un pequeño refresco en el Salón de actos).
¡Gracias,
muchas gracias!”
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