miércoles, 5 de marzo de 2014

LA COLUMNA DE DIAZ TORTAJADA EN EOS.CARTA A UN COFRADE:COMIENZA LA CUARESMA


Carta a un cofrade
COMIENZA LA CUARESMA

Por Antonio DÍAZ TORTAJADA
Sacerdote-periodista

 Querido cofrade:
Cada año, con el llamado "Miércoles de Ceniza", los cristianos iniciamos el tiempo de la Cuaresma, tiempo en el que la liturgia de la Iglesia católica nos invita a una reflexión y actuación sobre nuestras vidas, sobre su sentido, su origen, su misión, su destino último.
Se trata, por tanto, de un tiempo "fuerte" para la "metanoia" o "conversión" que -- en teología y vida cristiana-- significa una adecuación de nuestro ser, existir y actuar a la misma vida de Jesucristo, a su Evangelio, a sus valores, a sus convicciones, a su propuesta de vida: gastar la vida en servicio al evangelio, es decir, a favor de los otros, especialmente de los más necesitados, para obtener la vida eterna, la vida feliz, la vida plena.

Por ello, la Cuaresma es un camino bíblico, pastoral, litúrgico y existencial para cada creyente personalmente y para la comunidad cristiana en general que comienza con la ceniza y concluye con la noche del lucernario, la noche del fuego y de la luz: La noche santa de la Pascua de Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.
La Cuaresma simboliza, nos señala y recuerda un "paso", una pascua, un itinerario a seguir de manera permanente: El paso de la nada a la existencia, de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida, de lo insignificante a la vida abundante en Dios, por medio de su Hijo Jesucristo. Y es que convertirnos significa destruir, dejar atrás, quemar, volver cenizas el "hombre viejo", el hombre-sin-Cristo para revestirnos del hombre "nuevo", el hombre-en-el-espíritu, que es fuego nuevo en el mundo.
El “Miércoles de Ceniza”, mientras el sacerdote impone la ceniza al penitente dice estas dos expresiones alternativamente: "Arrepiéntete y cree en el Evangelio" y/o "Acuérdate de que eres polvo y al polvo has de volver" Signo y palabras que expresan muy adecuadamente nuestra creaturalidad, nuestra absoluta dependencia de Dios, nuestro peregrinaje hacia una patria definitiva, nuestra caducidad.
“Miércoles de Ceniza” en particular y Cuaresma en general son un tiempo litúrgico y una invitación a volver nuestra mirada y vida a Dios y a los principios del Evangelio. Así, si Cuaresma es tiempo para la conversión, para mejorar en el proceso de humanización personal y comunitario, entonces la Cuaresma coincide con la vida misma de todo creyente, con el ser y misión de toda la Iglesia y con la vocación de la entera comunidad humana.
Cuaresma es una invitación a cambiar aquello que tenemos que cambiar en la búsqueda de ser mejores y más felices, una invitación a construir en vez de destruir y a mirar y volver hacia formas de vida más justas, más solidarias, más humanas. Cuaresma es una llamada para buscar diligentemente nuevas formas de ser y hacer Iglesia siendo mejores y más auténticos discípulos del Crucificado Resucitado.
El tiempo litúrgico de la Cuaresma --como nuestra propia existencia-- lo recorremos con la mirada puesta en la Pascua de Resurrección y en la Pascua definitiva en Dios. Pascua de vida abundante que se opone a toda forma de discriminación y de envilecimiento del ser humano, de su dignidad, a toda forma de atropello y violencia, a toda forma de mentira, maldad y muerte, a toda forma de corrupción y división, a toda forma de marginación y opresión. Porque la Pascua, como punto de llegada, culmen y superación de la Cuaresma, es absoluta novedad de vida, de la vida abundante que Dios nos ofrece y a la que Dios nos invita en este tiempo y en todo tiempo.
Cordialmente,

Antonio Díaz Tortajada

No hay comentarios:

Publicar un comentario