Fernando de Rosa Torner desgranó el pasado viernes en Santa Maria del Mar un sentido pregón lleno de historia grauera, pero sobre todo con mucha fe y devoción lamentando la deshumanización de la sociedad actual.El magnífico concierto del Ateneneo Musical del Puerto dieron un brillante inicio a las fiestas de la Cruz 2012 en honor al SANTISIMO CRISTO DEL GRAO.
Y allí estuvo Juan Bautista Sayol, buen fotógrafo tal y como nos recomienda nuestro amigo Vicente Murcia Cosín.Y cuyas instantáneas van a ilustrar el gran pregón de Fernando.
• Excelentísimas e Ilustrísimas autoridades eclesiásticas, civiles y militares,
• Reverendo Señor Cura Párroco de Santa María del Mar
• Sr. Presidente y miembros de la Muy Ilustre Hermandad del Santísimo Cristo del Grao
• Cofrades, Clavariesas
• Señoras y señores, graueros todos
En primer lugar quiero transmitir a Eleuterio Llona el mismo afecto y cariño que él ha mostrado en sus palabras de presentación. Gracias.
Por otra parte, desde que los miembros de la muy Ilustre Hermandad del Santísimo Cristo del Grao, me ofrecieron la oportunidad de estar hoy con todos ustedes para realizar el pregón de estas fiestas me he preguntando que podía o debía decirles en esta celebración tan arraigada para los graueros.
Y me he hecho estas preguntas porque soy consciente de la responsabilidad que conlleva ser pregonero de una Conmemoración o Solemnidad y, de forma muy especial, de esta festividad en la que han participado importantes oradores a lo largo de los años.
Pero, me van a permitir que comience mi intervención dedicando este PREGÓN:
A los mayores que tienen el privilegio de ser graueros, gracias a los cuales las raíces de la historia se transmiten y se conocen.
A los jóvenes que no conocieron ese pasado y a los que, como yo, conservan aún el vago recuerdo de su infancia.
A los niños para que en un futuro no muy lejano, se sientan motivados para revivir y recuperar la historia que ahora no alcanzan a comprender.
Al Reverendo Párroco de Santa María del Mar, por su excelente labor de unión de sus feligreses con la fe.
A los miembros de la Hermandad del Santísimo Cristo del Grao que desinteresadamente invierten su trabajo y su tiempo en conservar las tradiciones.
Y, por supuesto, a todos ustedes, a los que agradezco el hermoso regalo del tiempo que van a dedicar a escucharme, con la esperanza de que, de alguna manera, pueda transmitirles la ilusión, fe y emoción que esta fiesta merece.
Pero no quiero que este pregón sea una lista de datos históricos, ni que se convierta en una conferencia o sermón. Pretendo anunciarles y hacerles sentir la Fiesta de la Cruz, y quiero hacerlo, sobre todo, desde la vivencia del creyente.
Sí, además logro darle calor, color y emotividad a mi oratoria, habré conseguido mi intención; si no, anticipadamente, pido excusas.
Por ello, en un principio me planteé si debía o no detenerme en recordar algunos aspectos del origen, antecedentes y tradición de esta fiesta ya que era consciente que no era fácil hacerlo ante un auditorio como éste, fiel conocedor de esta maravillosa historia que fue, ha sido y siempre será la venida por mar del Cristo del Grao.
Sin embargo llegué a la conclusión de que todos ustedes iban a entender que, aunque de forma concisa, en un acto como éste donde se pregona o se anuncia al público, en forma de discurso elogioso, la celebración de una festividad y se les invita a participar en ella, era inevitable recordar su origen y su historia.
Y que mejor que conmemorarlo todos juntos, como una gran familia que evoca con cariño los acontecimientos vividos y contados por los familiares que les precedieron.
Pues bien, en este escenario cargado de tradición como es el Templo de Santa María del Mar, voy a hacer un recorrido histórico sobre los orígenes de esta parroquia y del Cristo que ella alberga.
¡Y es que estarán de acuerdo conmigo que es muy importante conocer los antecedentes y los comienzos de la casa de Dios y acudir a ella a visitarle y a aprender a orar!
Así lo dijo Jesús a sus Discípulos: “Yo estaré con vosotros hasta el fin de los tiempos”.
Y aquí está Jesús, Dios y hombre verdadero: presente cuando nos reunimos para rezar, celebrar los sacramentos y partir y repartir el Pan de la Eucaristía; está presente en el sagrario, de modo real y verdadero; y está presente en cada momento, en cada tiempo de nuestra historia particular y comunitaria.
Por ello permítanme que les muestre esta su casa.
Esta preciosa iglesia de Santa María del Mar, donde estamos hoy aquí reunidos, forma parte, desde hace siglos, del paisaje del Grao, y su origen se remonta a los primeros tiempos de la Reconquista.
Según el historiador y político valenciano José Martínez Aloy, en esa época era una pequeña iglesia románica de nave única, que las modificaciones propias del paso del tiempo modificaron, dando lugar a una estructura arquitectónica de planta de cruz latina con cúpula en forma de media naranja en el centro del crucero y su campanario, que es su obra de mejor calidad, está todo él construido de sillería con remate de orden dórico.
Y en el año 1411, cuando se produce el hecho milagroso de la llegada por mar de la imagen del “Negret”, se incrementa notablemente la devoción a su figura lo que, con el tiempo, llevó a ampliar el templo original y construir una capilla dedicada al Cristo.
La primera piedra del nuevo templo se colocó el 2 de agosto de 16 83, probablemente en el mismo lugar que hoy se encuentra ubicado el altar mayor.
Presenta una antigua torre campanario, con reloj y 5 campanas.
Y, como dijo María Ángeles González Gudino, fallecida en febrero de 2010, persona ampliamente conocida, sobre todo en el mundo de las tradiciones y de las fiestas de Valencia, las campanas de Santa María del Mar son un ejemplo de cómo a través de su epigrafía, que es la ciencia cuyo objeto es conocer e interpretar las inscripciones, nos permite hacer un recorrido por la historia.
Pero no debemos olvidar que el corazón de las campanas también ha sido y es amplio, universal, amable, espiritual, acogedor y símbolo permanente del entendimiento entre los hombres y mujeres de buena voluntad.
¡Cómo se extiende sembrando la paz el tañido evocador de sus metales, lanzando intermitentes ráfagas de luto y alegría, de tristeza y gozo, de pena y esperanza por los cuatro puntos cardinales!.
Así, tal y como recogen Joaquín Díez y Josep Vicent Boira en su libro” La Villanueva del Grao y su Cristo”, y explica María Ángeles Gudino, en esta preciosa Iglesia nos encontramos con:
La pequeña campana de “La Pilarica”, cuya epigrafía reza: refundida en 1955 en conmemoración del XIX centenario de la llegada de la Virgen del Pilar a Zaragoza.
“La de San Vicente Ferrer”, que lleva en su epigrafía: Predicador de las glorias del Santísimo Cristo del Grao. Sed nuestro protector. Fue fundida en 1940.
“La San José”, cuya inscripción reza que está dedicada al padre de Jesús. Refundida en 1995.
“La del Santísimo Cristo”, de unos 596 kilos y fundida para esta parroquia en 1940, su epigrafía está dedicada al Cristo del Grao y nos recuerda su historia: “Sembrando fe, piedad y paz, a nuestra playa llegaste, a tus hijos no desampares, Santísimo Cristo del Grao.
“La Santa María”, es la más grande, y toca las horas. Su epigrafía nos cuenta que las cinco campanas se hicieron con motivo del retorno del Cristo a su morada, después de la guerra. Está fundida en 1940.
Todas ellas nos invitan no solo a la oración sino también a dar gracias a Dios por cada amanecer. La campana es un símbolo, una vibración que, en palabras de Hegel, "nos recuerda con su tintineo que la aventura del hombre no es inútil.
Ya en su interior, la Parroquia de Santa María del Mar alberga no solo la capilla de la Comunión, en cuyo camarín se venera al Santísimo Cristo del Grao sino que, también, en los laterales del templo existen preciosas pequeñas capillas donde, a buen seguro muchos de ustedes acuden a rezar ante sus imágenes. Así, entre otras, se encuentra:
1. La Capilla de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, que es un retablo de inspiración barroca construido en 1949 y que, con anterioridad, estuvo dedicada a San Telmo, patrón de los navegantes.
Esta imagen nos recuerda el significado tan importante de la maternidad divina de la Virgen y su amor y cuidado por Jesús desde su concepción hasta su muerte.
Y hoy y siempre la Virgen, nuestra Madre, ama, cuida y socorre a todos sus hijos que acuden a ella con plena confianza.
2. La Capilla de San Vicente Ferrer. Retablo de inspiración barroca construido en 1991.
La talla, en madera, fue realizada en 1918 por Salvador Rubio, representando al Santo valenciano vestido con hábito de dominico y con el dedo índice levantado como es normal en su iconografía.
Y, todos los que acuden a esta iglesia tienen la suerte de poder reverenciar a este extraordinario embajador de su querida Valencia que, en su dilatado peregrinar por otras tierras, fue un mensajero de paz y gran defensor de la no violencia, predicando la concordia y la unión allá donde se encontraba.
“Los apóstoles que han conquistado el mundo no llevaban ni lanzas ni cuchillos”.
Así significaba San Vicente la fuerza de la palabra, de la buena palabra, de la palabra que se pronuncia desde la profunda convicción de que lo más importante es hacer el bien.
3. Capilla del Sagrado Corazón de Jesús. Retablo de inspiración neoclásica realizado después de la Guerra Civil Española, cuya imagen de madera se creó en 1941.
¡Sagrado corazón de Jesús en vos confío! ¡Cuantas veces ustedes y yo no habremos dicho esta frase a lo largo de nuestras vidas!.
Y es que la imagen del Sagrado Corazón de Jesús nos recuerda el núcleo central de nuestra fe:
Todo lo que Dios nos ama con su Corazón y todo lo que nosotros, por tanto, le debemos amar. Jesús tiene un Corazón que quiere sin medida y, por ello, sufre cuando no es correspondido.
Y, en este sentido, la devoción al Corazón de Jesús está totalmente de acuerdo con la esencia del cristianismo, que es religión de amor.
4. Capilla de la Inmaculada Concepción, de la Santísima Virgen, custodiada por Santa Teresa de Jesús y San Antonio de Padua, tiene un mensaje muy especial para todos los creyentes:
Por un lado nos llama a la purificación; a ser puros para que Jesús resida en nosotros.
Y, por otro, nos llama a la consagración al Corazón Inmaculado de María, lugar seguro para alcanzar el conocimiento perfecto de Cristo y el camino seguro para ser ocupados por el Espíritu Santo.
Como dijo Juan Pablo II el 5 de diciembre de 2003 : "Con la Inmaculada Concepción de María comenzó la gran obra de la Redención, que tuvo lugar con la sangre preciosa de Cristo. En Él toda persona está llamada a realizarse en plenitud hasta la perfección de la santidad".
Pero, existen también otros decorados que forman parte de la estética de esta hermosa iglesia.
Así, adosado al muro exterior del templo encontramos una fuente pintada de verde chillón.
Para los graueros esa fuente forma parte inseparable del entorno arquitectónico de esta parroquia y fue colocada en este lugar el 3 de mayo de 18 59, a raíz de la llegada del agua potable del río Turia al Grao, en una época en que la única forma de abastecerse era mediante pozos excavados en el suelo.
En ella hay un niño está sentado sobre una concha marina cabalgando a lomos de un gran pez, de cuya boca surge el agua que se derrama sobre una taza que, también, tiene forma de concha marina.
Y tengo que decirles que cuando la contemplé por primera vez tuve la sensación que el Cristo del Grao y ese niño tenían mucho en común. Para ambos el agua tenía un significado especial, como también lo tiene el futuro y la esperanza que ambos representan.Por otra parte, en la fachada recayente a la Avenida del Puerto está colocado un "socarrats" que conmemora el 600 aniversario de la llegada del Santísimo Cristo del Grao y la visita de la Virgen de los Desamparados.
Es una muestra más de la importancia que tiene para los graueros rememorar e inmortalizar la llegada del Negret para que, de esta forma, los que les precedan sepan continuar conservado las tradiciones y la fe.
Y esta Iglesia fue elegida por el Cristo del Grao como su morada. Así, en cuanto al viaje por la historia de la llegada del Cristo por mar, cuenta la tradición que el 15 de agosto del año 1411, cuando los habitantes de Villa Nueva del Grao se disponían a asistir a la Misa Mayor, el centinela de la torre dio la voz de que se acercaba un mástil con velas plegadas, que resultó ser una cruz de madera con la imagen de Jesús crucificado sobre una larga escalera, también de madera.
Y, su llegada se recoge en los gozos creados en su honor, y donde paso a paso se va describiendo su historia:
Surcando por sus cristales
De las olas la gran furia
Puerto tomasteis del Turia
En los primeros umbrales:
Bajel de velas hinchado
Pareciendo o nave armada;
Divina Imagen Sagrada
Pronto corrió la voz y los labradores y pescadores de Ruzafa, intentaron llevarla con palos y ganchos hacia el margen sur del río, donde la jurisdicción pertenecía a la Iglesia de San Valero de Ruzafa. El conflicto estaba servido.
Pero, la providencia divina quiso que colocada de nuevo la imagen en el mar, a una legua de distancia frente a la desembocadura del río Turia, por decisión conjunta del obispo de la diócesis valentina, el gobernador de la ciudad de Valencia y el párroco de la iglesia del Grao, volviera a penetrar por la desembocadura norte y pararse, de nuevo, a los pies de la iglesia de Santa María del Mar.
Pero, ¿de dónde procedía esta imagen? De nuevo, una de las estrofas de los gozos lo detalla:
“De Lérida en la ciudad,
Moyses, judío, se atreve
Sacrílegamente aleve
A ofender vuestra deidad:
Los viernes fuiste azotado
Por su infiel mano malvada;
Divina Imagen Sagrada”.
Y, el origen de la imagen fue explicada por San Vicente Ferrer cuando acudieron a preguntarle al Convento de Santo Domingo.
Y es que este gran santo (que hace pocos días hemos celebrado su festividad), si bien fue un hombre de su tiempo también fue un valenciano de hoy y de siempre; un hombre europeo, a quien solicitaban dictamen en las graves cuestiones que se suscitaban dentro y fuera de nuestras fronteras.
Así, San Vicente expuso con esa claridad que le caracterizaba que el Cristo provenía de una iglesia de Lérida, donde supuestamente un judío, que simulaba ser cristiano la había lanzado al río Segre antes de suicidarse. Siguió su itinerario por aguas del río Sinca y desde éste al Ebro, saliendo al mar que lo llevó hasta la desembocadura del Turia.
Y, los gozos vuelven a narran este hecho con preciosa claridad:
“Esto vino a suceder
Viviendo el portento humano
Del Apóstol Valenciano
Nuestro Vicente Ferrer
Quien habiendo predicado
Dejó la gente pasmada;
Divina Imagen Sagrada”
Y, dado que estos Gozos, que rememoran la historia del Cristo del Grao, tienen un importante valor he querido intercalar en mi pregón algunas estrofas, como reconocimiento a esta composición poética que, al escucharla siempre te embarga un hondo sentimiento que impide no emocionarte.
Por ello, como un pequeño homenaje al Cristo y a todos ustedes permítanme recordar, su estrofa inicial:
“Sois nuevo Tesoro hallado,
Joya en el Grao venerada,
Divina imagen Sagrada,
De Cristo Crucificado”.
Pero, también, su estrofa final:
“Sois con devoto cuidado
De los del Grao venerada
Divina Imagen Sagrada
De Cristo Crucificado”.
En este punto quiero resaltar que aunque el “Negret” decidió permanecer al lado de sus graueros, y así lo demostró por dos veces con su llegada por mar, en otros momentos de la historia sus devotos fieles decidieron que debía abandonar “su morada”, “su capilla” para evitar que fuese destruido, y así lo recoge Juan Luis Corbín, en su libro dedicado a la Valencia marinera.De esta manera, durante los ataques de los franceses a Valencia en junio de 1808, los graueros, con el fin de defender su Tesoro, lo colocaron en una nave rumbo a la isla de Ibiza, acompañado por el canónigo Don José Beltrán, quién fallecería al poco tiempo, y allí lo cuidaron hasta su regreso.
Pero, también, en los comienzos de la guerra civil española el Cristo tuvo que abandonar su capilla y ser sustituido por una copia que había mandado realizar la familia Verdeguer.
Custodiado y escondido por fieles graueros se evitó que la figura del Cristo fuese destruida durante el incendio de la iglesia de Santa María del Mar el 20 de julio de 19 36, donde la imagen suplantada y otras reliquias perecieron bajo las llamas.
Posteriormente, ante el temor de que su escondite no fuese seguro y acabase por ser descubierto se pensó en buscar otro lugar mejor, y lo encontraron en el Archivo Histórico del Ayuntamiento de Valencia.
Allí, las imágenes del Cristo y la de la Mare de Déu dels Desemparats fueron escondidas en un armario empotrado que, posteriormente, se tapió.
Y en todo ese tiempo de incertidumbre Cristo volvió a estar al lado de la Virgen, su Madre, como lo estuvo también en su Pasión y Crucifixión, en el que ambos sufrieron el precio de nuestra redención: Cristo, con su sangre preciosa, lavó nuestros pecados y nos abrió la puerta del Cielo. Y María, con su amor inmenso hacia Jesús, padece la agonía de su Hijo, y así consumida de dolor, inmersa en el cáliz de la sangre redentora, comparte plenamente su sacrificio.
Por ello, el Camino del Calvario no solo fue recorrido por Cristo. La Vía dolorosa es también el camino que María recorre, acompañando y consolando a su Hijo, presenciando todo su dolor y dándole la fuerza y la gracia de su amor.
Sin lugar a dudas, como dijo el Cardenal J.H. Newman "El camino para penetrar en los sufrimientos del Hijo es penetrar en los sufrimientos de la Madre.
Por fin, una vez acabada la guerra civil, las imágenes fueron recuperadas y el Negret se separó de su Madre para regresar, de nuevo, a su camarín de la iglesia de Santa María del Mar, el 2 de mayo de 19 40.
Pero, una vez analizada su historia, creo que es obligatorio recordar que esta festividad implica una manifestación religiosa muy especial, en donde las calles y el mar se abrazan para acompañar el paso del Cristo en su recorrido que, no solo atrae a los creyentes, sino también a muchas otras personas que se mantienen como espectadores, admiradores o simplemente curiosos.
Y es que todos los que de una u otra forma tenemos la suerte de poseer profundas convicciones religiosas, y somos amantes de nuestras tradiciones, que han ido marcando el recorrido de nuestra forma de vida, la figura del Cristo del Grao ha tenido y tiene un gran significado, principalmente entre aquellos que poseen el privilegio de ser graueros.
Tengo que confesar que la primera vez que oí hablar del Cristo fue a mi suegra, que era oriunda de El Grao.
Pero, también, a través de la vida de San Vicente Ferrer, a quien profeso una gran fe, conocí al Negret y su historia.
Sin embargo, mi contacto directo con su imagen tuvo lugar recientemente cuando Asunción, mi mujer, finalizó el cargo de Honorable Clavariesa de las fiestas de San Vicente Ferrer y fue nombrada clavariesa de honor por la Cofradía de Jesús de Medinaceli y yo fui elegido cofrade de honor.
Y, gracias a este acto, acudí a la parroquia de Santa María del Mar donde, de la mano de su párroco, Antonio Díaz Tortajada, tuve la oportunidad de conocer la capilla del Cristo y subir, junto con Asunción, al camarín.¡ Y tengo que deciros que me impresionó!
Observando su presencia dolorida y torturada, me sobrecogió pensar que la crueldad, la sinrazón, la injusticia y la maldad habitan en la Tierra, desde siempre. Y que, desgraciadamente, a Cristo se le sigue torturando y crucificando todos los días.
Y es que, cada vez que en la Tierra se causa daño a cualquier criatura, Cristo sufre en la cruz.
Cada día que alguien muere de hambre; cada día que alguien muere de frío; cada día que alguien es maltratado, explotado o abusado; cada día que se comete una injusticia; cada día que ciertos seres humanos no tienen las condiciones básicas para una vida digna; cada día que se atenta contra la Declaración Universal de los Derechos humanos, Cristo sufre en la cruz.
Por todo ello, allí en el camarín, esa tarde descubrí y contemplé el Rostro del Negret, y fue como contemplar lo más íntimo de su Corazón. Tiene una expresión indescriptible, de una belleza particular, que impacta: los ojos semicerrados y la boca entreabierta son un fiel reflejo del dolor sufrido, que nos invitan a la oración.
Personas cercanas a mi me habían hablado de la gran fe y devoción que se tiene a su figura y la seguridad que les daba saber que se encuentran siempre bajo su protección.
Pero fue allí arriba, en el camarín, junto a Él, cuando pude comprobar la causa de esa devoción que los graueros le profesan.
Y fue así porque, en ese momento, su imagen me transmitió una gran paz y una sensación de amparo difícil de explicar, que me hizo recordar y comprender una estrofa del himno-plegaria que se canta en la misa descoberta en el amanecer del 3 de mayo:
“Toda tu imagen, triste y doliente;
Tu cuerpo, roto; tu negra tez,
lleva en el alma eternamente
quien te contemple sólo una vez”
Por eso, cuando los miembros de la Ilustre Hermandad me hicieron el honor de contar conmigo para hacer el pregón de esta fiesta, inmediatamente acepté. ¡Era un privilegio que no podía rechazar!. Sentí que debía participar en esta celebración, en sus tradiciones y en su fe.
Y, recordando su figura en la Cruz, con el rostro reflejando la intensidad de su dolor, con un abundante reguero de sangre brotando de la llaga de su costado, los brazos abiertos y las piernas entrecruzadas, comprendí que también que en mi discurso debía transmitir un halo de esperanza señalando que más que lamentar la muerte y el martirio de Jesús debíamos celebrar el paso de la muerte a la vida, y alabar la gozosa esperanza de la Resurrección.
Porque de esta manera se demuestra que Dios aceptó el sacrificio de Jesús a nuestro favor. Garantiza que aquellos que creen en Cristo no permanecerán muertos, sino que serán resucitados a una vida eterna. ¡Esa es nuestra bendita esperanza!
Y es que la resurrección es una verdad fundamental del cristianismo. Jesús verdaderamente resucitó por el poder de Dios.
Por eso, cuando decimos "Cristo vive" no estamos utilizando una manera de hablar. La cruz, es parte inseparable del misterio pascual que incluye pasión, muerte y resurrección de Cristo, y son hechos históricos que sacudieron el mundo de su época y transformaron la historia de todos los siglos.
Pero también nos representa a un Dios trascendente, pero cercano; un Dios que ha querido vencer el mal con su propio dolor; un Cristo que es Juez y Señor, pero a la vez Siervo, que ha querido llegar a la total entrega de sí mismo, como imagen del amor y de la condescendencia de Dios; un Cristo que en su Pascua ha dado al mundo la reconciliación y la Nueva Alianza entre la humanidad y Dios.
Por ello, la cruz es la revelación del amor perfecto, mientras que la resurrección es su victoria.
La cruz le costó a Jesús inmensos sufrimientos que libremente aceptó por nosotros. La resurrección manifiesta su poder sobre la muerte, su gloriosa victoria.
En consecuencia, para los graueros Cristo en la Cruz ilumina sus vidas, les da esperanza, les enseña el camino y les compromete a seguir el mismo estilo de vida para llegar a participar en el cielo de la vida del Resucitado.
Como decía Santa Teresa de Jesús: “En la cruz está la vida y el consuelo y ella sola es el camino para el cielo”.
Por todo ello, desde el más profundo sentimiento de fe, esperanza y devoción les anuncio y les invito a que participen en los actos de las fiestas en honor del Cristo del Grao, que se van a desarrollar a lo largo de los próximos días en el mar, en la parroquia de Santa María del Mar y en las calles de su barrio.Un barrio que ha sabido conservar sus tradiciones y crear todos juntos una gran familia en torno a la figura del Negret. Por ello:
1. ¡Como no acudir al Puerto la mañana del 1 de mayo! Ese día la Fe con mayúsculas llega por mar en una barca engalanada portando la imagen, que va acompañada y custodiada por otras embarcaciones.
Y, entre la gente, familias enteras acuden a su encuentro. Y digo familias enteras porque, a pesar de que algunos de sus miembros ya no se encuentran entre ellos, esa fe que se fue transmitiendo generación tras generación permite que todos unidos, los que están y el recuerdo de los que se han ido, reciban al Cristo con el mismo cariño y devoción de hoy y de siempre.
2. Pero también como no acudir el 3 de mayo a la Parroquia de Santa María del Mar, a la “misa descoberta” donde los fieles le rinden homenaje, bajo un impresionante silencio, roto solamente por las trompetas y aplausos que se producen en el momento que las cortinas del camarín dan paso a su imagen.¡Es realmente conmovedor comprobar cómo se unen la emoción y la devoción cuando todos juntos cantan el himno-plegaria, cuyo texto es una clara manifestación de amor que permite crear un ambiente de gran fe que embarga y contagia a todos los que allí se encuentran.
“Quiero estar siempre junto a tu lado
En la alegría y en el penar,
Que no hay tristeza, ¡oh, Cristo amado!,
Que no consueles con tu mirar.
Que cuando mi alma el mundo abandone
Tenga tu imagen muy junto a mí
Que mis pecados Tú me perdones
y mi mirada vaya hacia Ti”
¡Son preciosas palabras y profundos sentimientos!
3. Pero, también ¡cómo no asistir, posteriormente, a la solemne eucarística, en donde los clavarios y clavariesas lucirán sus mejores galas, acompañados por las autoridades más representativas de nuestra ciudad!.
4. Y, por fin, en la tarde de ese día 3 de mayo, los devotos al Cristo se concentrarán a las puertas de su parroquia para participar en la tradicional procesión que recorrerá las calles del Grao.
Así, al lado de la Cruz parroquial irá avanzando la imagen de San Vicente, la de la Virgen de los Desamparados, la Cruz y la Escalera y el Trono portando al Cristo.
E, intercaladas entre las andas tampoco faltarán a la cita las Cofradías Parroquiales de Semana Santa, las 4 Comisiones Falleras de esta demarcación, los clavarios, clavariesas y el pueblo fiel, todos juntos acompañando al Cristo del Grao, en procesión por las calles del Puerto.
Pero, el momento más emotivo del acto será, como siempre, su entrada en la Parroquia de Santa Mª del Mar acompañado por la pólvora y la música valenciana, y un sinfín de gente contemplará a un Cristo alzado e inclinado ante los aplausos de todos los allí congregados.
Y en este punto debo aclarar que en este siglo XXI, cuando la sociedad parece que se ha hecho cada vez más laica e inserta en un mundo más deshumanizado miramos a nuestro alrededor y observamos que las personas que pensábamos que habían perdido sus valores, en realidad, siguen conservando un profundo sentimiento religioso que aflora con gran intensidad en ciertos momentos de su vida.
Es algo lógico pues, al fin y al cabo, refleja el pensamiento y la forma de vivir de una colectividad, que se traduce en la permanencia de esa religiosidad popular de la que todos participamos.
Y, la festividad del Cristo del Grao es un ejemplo de lo expuesto, donde la fe y la esperanza imperan sobre todas las cosas lo que permite todos juntos caminar y mirar hacia adelante.
Por todo lo expuesto, deseo de todo corazón que disfruten de esta maravillosa fiesta y que, generación tras generación, orgullosos de ser graueros y amantes de las tradiciones, las calles vibren al paso de la presencia del Santísimo Cristo del Grao, sin olvidar que, como decía la Madre Adela Galindo: Desde la Cruz se contempla mejor el cielo".
Pero, también, ante su imagen, todos ustedes deben preguntarse: ¿qué tienes, Cristo del Grao, que la mente y el corazón de los graueros cautivas?
La respuesta sólo Él la tiene y a Él deben dirigirse, siempre comenzando con la frase que todos conocen y que forma parte de sus vidas: “Als teus fills no desampares Santisim Cristo de Grau”.
Pero no debo terminar este pregón sin que repitan conmigo:¡¡Vixca el Santisim Cristo de Grau!!. ¡Vixca!.
Muchas gracias
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